La verdad histórica sobre el complot contra AMLO
Desde años antes de que se llevaran a cabo las elecciones del 2006, el popular candidato presidencial de la izquierda Andrés Manuel López Obrador:
que llevaba una amplia delantera en las encuestas había denunciado ya un complot en contra suya involucrando en el mismo al “innombrable” (el ex-Presidente Carlos Salinas de Gortari), a lo cual los conductores de noticieros y comentaristas consentidos del duopolio televisivo respondieron sardónicamente negándole su “teoría” del complot como la vacilada de un político ruidoso ávido de llamar la atención, restregándole la palabra “compló” en escarnio directo a su manera de hablar. Se burlaron de él, se mofaron de su persona, lo tildaron de protagónico ávido de publicidad gratuita, lo acusaron de escandaloso, lo ridiculizaron, hicieron chistes crueles en contra suya calificándolo como un exhibicionista político, desplegando en contra suya toda la crueldad que era posible desplegar, deviniendo toda esta burla en un pasatiempo nacional en el que incluso cayeron redonditos analistas de reconocida competencia y sobriedad.
Pero hoy, a resultas de nuevas revelaciones y la publicación inesperada y sorpresiva de un libro, resulta que lo que había estado denunciando Andrés Manuel López Obrador... ¡era cierto!
El primer avance indirecto de la gran conmoción y sacudida en el escenario político nacional que estaba por darse la dió quien se identificó por vez primera como el autor de los videos que se grabaron en contra de funcionarios prominentes del Gobierno del Distrito Federal encabezado por López Obrador. Por varios años la identidad del principal autor técnico de los videos había permanecido en el más absoluto misterio, hasta que apareció publicada en el mes de mayo del 2009 una nota interesante en la que, por primera vez, había alguien dispuesto a ponerse el saco admitiendo su participación en el asunto de los videos:
El supuesto espía de Ahumada
Marco Laraklahr
EL UNIVERSAL
11 de mayo del 2009
Alfonso Alonso Reyes, culiacanense de 34 años, moreno claro, bajo, huesudo y vivaz, camina por los pasillos del penal Duport Ostión de Coatzacoalcos con la suficiencia de quien dispone de los contactos, la protección y el dinero que le permiten librarse de horarios, trabajos y estrecheces penitenciarios; recibir las visitas que desee; acceder a teléfonos móviles de custodios; traspasar zonas restringidas; recibir periódicos y disponer de una computadora personal.
Se asume discípulo de Fernando Gutiérrez Barrios y Miguel Ángel Yunes Linares, y dice que, contratado por Carlos Ahumada Kurtz, grabó los videos que produjeron los videoescándalos (marzo 2004). También, que posee 38 más, estelarizados por conspicuos panistas, priístas y perredistas. Con este anzuelo, desde que cayó preso por peculado, hace cinco años, parece que va por la vida pescando... periodistas.
En diciembre pasado contactó telefónicamente a un directivo editorial de EL UNIVERSAL para ofrecerle, “desinteresadamente” y confiando en “su prestigio y credibilidad como periodista”, aquellos documentos inéditos, enviando a su teléfono móvil una probada de la apetitosa carnada: supuestos fragmentos de los videos.
Fue encomendado a la Unidad de Investigación de nuestro diario seguir el asunto con presteza. Alonso Reyes estableció como condición que el enlace fuera su hermano (real o ficticio) Héctor, quien por mensajes de teléfono iría dando instrucciones al reportero asignado, incluida la de entregarle 2 mil 600 pesos, no como retribución por los DVD respectivos, sino para la compra de un escáner “especial para desencriptarlos”.
Así el ciudadano conocería o sabría más y con certeza, dijo, de los negocios subrepticios de Santiago Creel, Manuel Espino, los hijos de Marta Sahagún y Vicente Fox Quesada, Federico Döring, Diego Fernández de Cevallos, Beatriz Paredes, Marcelo Ebrard, Alejandro Encinas, Jesús y Antonio Ortega Martínez, Angélica de la Peña, Carlos Navarrete, Ruth Zavaleta, René Arce Islas y Lázaro Cárdenas Batel.
Encuentros en prisión
Después del intercambio de cuando menos 200 mensajes telefónicos lo mismo con el supuesto Héctor y con Yesenia y Carlos Gómez Lara (real o ficticios), esposa y cuñado de Alfonso Alonso Reyes, el enviado de EL UNIVERSAL (quien ahora escribe) sostuvo con éste dos prolongados e interesantes encuentros, en una fonda de aquel penal porteño, a la vera de una mesa pringosa, en medio del tráfago carcelario, los televisores encendidos a todo volumen, gritos infantiles, moscas y un calor invasivo.
De ambos encuentros puede reconstruirse la versión (entre verdadera y fabulada) de este personaje tropical, quien al contarla entrevera sin pestañear verdades y falsedades, salpimentándola con información de dominio público impecablemente ensamblada. Aquí va, aunque se ignora cuánto de ella es cierto.
El espía
Alfonso Alonso Reyes es ingeniero en “sistemas en informática” egresado de la Universidad Cristóbal Colón (del puerto de Veracruz). Conoció en 1992 al entonces secretario de Gobernación del salinismo, Fernando Gutiérrez Barrios, cuando éste visitó el Palacio Municipal de Culiacán, “donde me desempeñaba como asistente del secretario del Ayuntamiento”. Gutiérrez Barrios “me tuvo confianza” y “me invitó a trabajar a Gobernación. Fui al DF y estuve dos meses como asistente de él, llenando documentos”.
Puesto que “no me hallé en el DF”, el político priísta “me mandó a estudiar a Veracruz”, donde fue también asistente de políticos locales. Hasta que en el antiguo café La Parroquia “conocí a la clase política”. En particular a Miguel Ángel Yunes Linares, “él me lleva primero al PRI local durante la campaña de Patricio Chirinos” y, cuando éste gana la gubernatura, “a la Secretaría General de Gobierno del estado, en Xalapa”.
Capitalizando su profesión y tales padrinazgos, durante los próximos 12 años fue forjándose como el espía en jefe de los servicios de espionaje e inteligencia del gobierno del estado y, eventualmente, del PRI.
“En 1998, al llegar al gobierno del estado, el licenciado Miguel Alemán me nombra jefe de Inteligencia, dentro de la Secretaría de Seguridad Pública”, con la “tarea de operar la información en cuestión política”, en contacto con “los informantes del Cisen, la Sección de Inteligencia del Ejército y la Marina, y varios políticos a nivel nacional”.
Mimetizado con la elite política veracruzana que presenciaba desde las gradas del estadio del puerto un partido de futbol entre los Tiburones Rojos y el León, “conocí a Carlos Ahumada Kurtz, y el 18 o 19 de enero (2000) me invita al DF, a una fiesta de cumpleaños de Rosario Robles, que todavía era jefa de Gobierno, en un departamento de Tlalpan”.
Puesto que el empresario se habría quedado de que estaba siendo extorsionado por perredistas, “le comenté la posibilidad de agarrar a alguien in fraganti” y que “podíamos comprar el equipo en Tepito, aunque corriente”.
“Pajarear” para Ahumada
Carlos Ahumada Kurtz, finalmente, envió a Alfonso Alonso Reyes —siempre según la versión de éste, que seguía siendo el jefe de los servicios veracruzanos de inteligencia— a San Diego el 22 de febrero de 2000, “en su Start Jet”. Estuvo tres días negociando “con un representante de Dell que me dio un catálogo con todo para audio y video, a base de fibra óptica y largo alcance. Todavía tengo las facturas, gasté 300 mil dólares”. Luego volvió “por otros aparatos delicados, que metí al país de forma clandestina”.
Equipado, “instalé lo necesario en las casas, oficinas, el jet y los autos” de Ahumada Kurtz; en la casa de Rosario Robles, “con su consentimiento”, y en las suites de los hoteles María Isabel Sheraton y Presidente Chapultepec donde el empresario solía reunirse con políticos. Ahí “llegaba dos días antes, sabiendo ya cuál suite le asignarían, sobornaba a todos los del hotel e instalaba el equipo para grabar la reunión. Luego retiraba el equipo y resanaba y pintaba los orificios que habían quedado”.
Tanto los videos hechos públicos en marzo de 2004 como los 38 que Alonso Reyes dice tener “en la caja de seguridad de un banco” habrían sido tomados de esa forma, editados muchos de ellos en las instalaciones y con el equipo del sistema estatal de televisión de Veracruz. “Los funcionarios Miguel Ángel Sánchez de Armas y Sabás Huesca sabían que yo editaba ahí videos y audios de espionaje para el gobernador Miguel Alemán”.
En las postrimerías del régimen estatal alemanista, cinco días antes de cumplir 29 años y menos de dos semanas antes de que se hicieran públicos los videos donde políticos perredistas reciben fajos de billetes de manos de Ahumada Kurtz, el 23 de febrero de 2004, siendo jefe de Inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno de Veracruz, Alonso Reyes fue detenido, golpeado, incomunicado y luego procesado por peculado. Está convencido de que “fue en represalia porque el gobernador Alemán Velasco, o sus colaboradores, creían que yo había grabado videos comprometedores para él, por cuenta de Ahumada, y sabían que pronto se harían públicos unos videos (los de los videoescándalos)”.
Nada más fácil
A Joseph Smith, el iluminado fundador de los Mormones, se atribuye esta frase terrible y contundente: “No hay nada más fácil que hacer creer a un periodista lo que quiere creer”.
Alfonso Alonso Reyes no recuerda haberla escuchado, pero no hay duda de que su intuición le hizo actuar en concordancia.
Varios periodistas —puede constatarse cuando menos en parte con una simple gugoleada— fueron atrapados por Alonso Reyes a lo largo de su estancia en los penales donde ha estado desde 2004: Xalapa, Acayuca, Villa Aldama y Coatzacoalcos, y quisieron creer total o parcialmente su historia, publicándola y dándola por buena.
Esto obedece también a la astucia y sangre fría del personaje. La noche del primero de los dos días que duró la primera estancia del reportero de la Unidad de Investigación de EL UNIVERSAL en Coatzacoalcos para recoger los videos (reales o inexistentes), en diciembre pasado, alrededor de las 8:00 horas, Héctor (supuesto hermano y contacto) llamó atropelladamente para avisar que no llegaría “con los videos y el escáner” porque acababan de aprehenderlo policías federales. En el instante en el que se interrumpió de forma abrupta la comunicación, irrumpió en el Hotel One de Coatzacoalcos (donde aguardaba el reportero la llegada de Héctor con los DVD) un pelotón de policías federales a bordo de dos vehículos, “buscando a alguien”, sin precisar más y retirándose unos 15 minutos después, para permanecer frente al edificio alrededor de una hora.
De acuerdo con otros periodistas que siguieron la misma hebra, éste es un modus operandi. Es posible que Alonso Reyes o alguno de los miembros de su familia o elenco que lo secundan (hermano, esposa o cuñado reales o supuestos) llamen a la policía para denunciar algo que supuestamente ocurre en el hotel donde se hospeda el periodista atraído. O también que él tenga los contactos como para movilizar a la policía federal en escenificaciones que den verosimilitud a su puesta en escena?
¿Será “el colaborador”?
En ambas conversaciones de prisión, Alfonso Alonso dijo que estaba a punto de cumplir su condena y quería entregar los videos antes de quedar libre para evitar represalias y rearmar su vida, dejando claro con ello que no conservaría nada para usarlo eventualmente contra alguno de los políticos supuestamente grabados. Nunca expresó de forma velada o franca querer dinero a cambio de entregarlos, salvo cantidades modestas que le permitieran a su supuesto hermano Héctor comprar el escáner o a su supuesta esposa viajar de Monterrey al DF para entregarlos personalmente.
Durante la segunda visita del reportero a Coatzacoalcos, en enero pasado, Alonso Reyes le entregó dos hojas del PRD local membretadas, con fecha “Diciembre, 25, 2008” y donde Anselmo Secundino Diego, el presidente local de dicho partido, firma haber recibido “de conformidad” 23 minideved’s que contienen imágenes y sonidos en distintas fechas de las siguientes personas”, enlistando a la decena de perredistas que aparece mencionada al principio de esta historia. Alonso Reyes sostiene que el líder perredista local los recibió en representación y merced a un acuerdo previo con Andrés Manuel López Obrador, a través de Octavio Romero Oropeza.
Telefónicamente, al solicitarle el reportero las grabaciones por petición de Alonso Reyes, Secundino Diego confirmó que las había recibido y firmado por ello, pero que era imposible verlas. También dijo estar “cansado” de que Alonso Reyes “me saque dinero varias veces” después de haberle entregado las supuestas grabaciones.
En virtud de que los videos no aparecen, es evidente que Alfonso Alonso Reyes consideró que podría medrar con esta compleja historia, aunque lo hizo con sumas tan insignificantes —por caso, no hay proporción entre los 35 millones de pesos que dice Ahumada Kurtz haber recibido de Carlos Salinas de Gortari a cambio de unos cuantos videos, y los 2 mil 500 pesos solicitados para la compra de un escáner a cambio de 38 grabaciones— y corriendo enorme peligro.
Y no obstante, ¿Alonso Reyes será aquel “colaborador mío” que según Ahumada Kurtz en Derecho de Réplica (Debate 2009), grabó “con una cámara de video común y corriente” a Gustavo Ponce, secretario de Finanzas de Andrés Manuel López Obrador en el Gobierno del DF, apostando en un casino de Las Vegas, en lo que se convertiría en el primer episodio de los videoescándalos?
Sin embargo, lo bueno estaba aún por venir. Lo bueno no era la revelación de la identidad oculta del presunto espía contratado por Carlos Ahumada, sino las revelaciones que serían hechas por escrito por el mismo Carlos Ahumada en un libro que estaba ya en imprenta titulado Derecho de réplica, publicado por Editorial Grijalbo, de lo cual tenemos la siguiente nota periodística:
Me alié con los archienemigos de AMLO
EL UNIVERSAL
7 de mayo del 2009
El ex presidente Carlos Salinas pagó al empresario de origen argentino Carlos Ahumada, 35 millones de pesos por los videos que comprometían a diversos políticos del PRD. El ex mandatario negoció con el gobierno de Fox, mediante Santiago Creel, la libertad de su hermano Raúl a cambio de este material
Carlos Ahumada, toma su derecho de réplica. Da su versión del escándalo político que en 2004 sacudió al país y asegura que Carlos Salinas fue el cerebro de los llamados videoescándalos:
Que él fue la mente detrás de los videos y uno de los protagonistas del escándalo, y que Diego Fernández de Cevallos, jugó el papel de el coordinador y títere del ex presidente Salinas.
Confiesa que todo lo negoció directamente con Carlos Salinas, muchas veces en presencia de Rosario Robles y enlista uno a uno los funcionarios, políticos, empresarios y abogados que participaron en la difusión de los videos difundidos en marzo de 2004 en los que se observaba a políticos y funcionarios cercanos al entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, recibiendo dinero del empresario mexicano de origen argentino.
En su larga lista de personajes que intervinieron en lo que él mismo denomina los videoescándalos aparecen, el ex secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda; el extinto Ramón Martín Huerta, quien fuera entonces subsecretario de Gobernación; Eduardo Medina Mora, actual procurador general de la República, en aquel entonces director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen); así como con el general Rafael Macedo de la Concha, entonces procurador general de la República.
Afirma que con Carlos Salinas y Diego Fernández de Cevallos pactó recibir 400 millones de pesos, para pagar las deudas en que había incurrido para financiar campañas del PRD, sin embargo dice que nunca le pagaron esa cantidad y que lo único que recibió fueron 35 millones de pesos que le entregaron Manuel Andrade, entonces gobernador de Tabasco, Arturo Montiel, entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, entonces diputado del PRI en el Estado de México, Elba Esther Gordillo y Jorge Kahwagi, por ordenes de Carlos Salinas como pago por los videos que fueron difundidos
Ahumada cuenta su versión de la historia a lo largo de las 375 páginas de Derecho de Réplica, un libro escrito por el empresario a partir de una serie de preguntas que le fueron realizadas por un grupo de periodistas.
“Salinas me dio dinero a cambio de los videos”
“... Sin embargo , todos los días se discutía si había un complot, si había participado Carlos Salinas, si en él estaban el presidente Vicente Fox, Santiago Creel, Diego Fernández de Cevallos, o si estaba no sé quién más. ¡Sí! Sí estuvieron todos ellos, hoy lo puedo decir: sí, estuvieron todos. Pero, insisto, eso no fue lo relevante.
La primera vez que vi a Carlos Salinas fui con Juan Collado a su casa de Camino de Santa Teresa número 480 en Tlalpan…
…Se abordó el tema de la deuda [que Ahumada había contraído para financiar campañas del PRD]. Salinas dijo que apoyaría en todo lo que pudiera para conseguir los recursos para pagarla; que hablaría con Roberto Andrade y Arturo Montiel, en ese entonces gobernadores de Tabasco y el Estado de México respectivamente, y con Enrique Peña Nieto, quien en aquel entonces era prácticamente un desconocido a nivel nacional. También aseguró que vería el asunto con otros mandatarios estatales y con la maestra Elba Esther Gordillo, la líder del sindicato magisterial…
….Para ponerle un alto a la extorsión [por parte de la autoridades del GDF], me había aliado con los archienemigos políticos de Andrés Manuel: Carlos Salinas, Diego Fernández de Caballos y el gobierno federal, entonces encabezado por Vicente Fox….
… [Carlos Salinas] Me planteó la estrategia, junto con Diego Fernández de Cevallos:Fui testigo de las múltiples conversaciones telefónicas que ambos sostuvieron con Santiago Creel, el entonces secretario de Gobernación:
así como con Ramón Martín Huerta, subsecretario de Gobierno:
de esa misma dependencia, con el objeto de coordinar la difusión de los famosos videos, así como su posterior manejo político….
…Salinas fue el cerebro de los videoescándalos. Yo fui el de los videos, él fue el del escándalo. En cuanto a Diego Fernández de Cevallos, él fue el coordinador…
…En esos días [durante la planeación de la estrategia a seguir para la difusión de los videos] descubrí que Diego [Fernández de Cevallos] realmente era un títere de Carlos Salinas... en verdad era impactante que el presidente del Senado y coordinador de los senadores por parte del PAN, se sometiera con tanta facilidad a Salinas.
… Salinas y Diego estuvieron en contacto permanente con él [Bernardo Gómez] para coordinar la difusión de los videos
… Recibí además esta instrucción (de Salinas a través de Juan Collado): “No contestes ninguna pregunta aunque te insista Joaquín [López-Doriga], porque lo va a hacer para no verse tan obvio”.
…Una vez decidido el medio y la fecha en que se exhibirían los videos de la corrupción, se los entregué a Diego Fernández, el de Bejarano se lo di en persona, como él mismo lo reconoció. El de Ponce se lo hice llegar a través de un colaborador mío.
…Todo lo negocié directamente con Carlos Salinas, muchas veces en presencia de Rosario Robles; con Diego Fernández de Cevallos; con Ramón Martín Huerta; con Eduardo Medina Mora, el actual procurador general de la República, en aquel entonces director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), a quien conocí en la oficina de Ramón Martín Huerta; así como con el general [Rafael] Macedo de la Concha, entonces procurador general de la República. Todos ellos intervinieron, formaron parte, realizaron alguna tarea en especial; pero concretamente negocié con Carlos Salinas y Diego Fernández...
…¿Y por cuánto? Acordamos [Carlos Salinas, Fernández de Cevallos y Carlos Ahumada] casi 400 millones de pesos, los cuales nunca me pagaron…
…Carlos Salinas me dio dinero a cambio de los videos. Antes de entregárselos, me hizo llegar aproximadamente 35 millones de pesos. Me los entregaron Manuel Andrade, entonces gobernador de Tabasco, Arturo Montiel, entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, entonces diputado del PRI en el Estado de México, Elba Esther Gordillo y Jorge Kahwagi…
…Carlos Salinas me confió que una de las cuestiones que había negociado con el presidente Fox a cambio de los videos, a través de Diego Fernández de Cevallos, era la exoneración de todos los cargos, inclusive el del homicidio, que mantenían en ese momento a Raúl [Salinas] en la cárcel, además de la devolución por parte de la Procuraduría General de la República de todos sus bienes, incluyendo los millones de dólares congelados por la PGR. Y así sucedió finalmente... Raúl [Salinas] fue liberado y exonerado el 14 de junio de 2005...
…Al tener en su poder algunas copias de los videos, los Collado y sus patrones Carlos Salinas y Diego Fernández, me abandonaron e incumplieron todos los acuerdos que habíamos establecidos.
...[Con relación al desafuero de AMLO] Fue un asunto de soberbia por parte del gobierno federal, fue otra idea en la que nuevamente participaron Diego Fernández y Carlos Salinas porque, repito, para Carlos Salinas efectivamente el día 6 de julio de 2006 y la sucesión presidencial eran muy importantes; pero lo más importante para él, por lo menos durante todo ese tiempo que yo lo traté, era la liberación de su hermano Raúl, así me lo expresó repetidamente, y finalmente lo logró….”
¿Por qué grabó?
Ahumada sostiene que ahogado por las deudas decidió realizar las grabaciones para garantizar la recuperación del dinero.
“…. La primera reunión que grabé fue la que sostuve con Rosario Robles, regresando de Semana Santa de 2003, un lunes en la noche, y fue porque desde tiempo atrás ya venía pensando que la gente en general no honramos nuestra palabra, pero especialmente los políticos. Ese era el caso de Rosario…
….En conclusión, llegué a 400 millones de pesos de crédito, además de los intereses correspondientes. Se convirtió en una situación inmanejable. Así, ese lunes 21 de abril de 2003 comencé a grabar. Rosario confesó muchísimas cosas, inclusive, prácticamente al terminar la grabación, creo que ella percibió alguna cuestión al respecto, y me dijo: “Oye, pareces ministerio público... ¿no me grabaste verdad? Me levanté, nada más me sonreí, porque lamentablemente sí lo había hecho, y dimos por concluida la reunión…..
La deuda del PRD
En otras de las partes del libro, dentro del capítulo titulado “Videoescándalos”, Ahumada explica cómo trianguló recursos millonarios para poder financiar las campañas del Partido de la Revolución Democrática.
“...El mecanismo de financiamiento para las campañas del PRD consistía en que pedía un préstamo a Banca Afirme y ese dinero se los entregaba a ellos; es decir, actuaba como puente…
...La deuda que dejó Rosario Robles a su salida de la presidencia de PRD se valoró en 600 millones de pesos. En su momento se señaló que en menos de una semana se redujo a 400 millones de pesos, de acuerdo al informe de los encargados de la fiscalización interna, Ricardo García Sáinz, Carlos Payán e Ifigenia Martínez, basados en los informes de la auditoría encargada a despachos privados. Todos supieron que yo cubrí esa deuda. Fue parte del dinero que nunca recuperé.
En la búsqueda de este objetivo [triunfar en los comicios de 2003] le firmó [Rosario Robles] a Televisa, en la oficina de Bernardo Gómez, un pagaré de 200 millones de pesos, el cual yo rescaté...
...En esos 200 millones estaban incluidos 50 y tantos millones que Andrés Manuel había quedado a deber a Televisa de las elecciones de 2000”.
Las grabaciones
…Sin embargo, desde un punto de vista estrictamente personal y por la experiencia que tuve que pasar, junto con las personas que más quiero, no puedo decir que las grabaciones hayan sido una buena idea…
…Esos videos le dieron la vuelta al mundo. Pero resulta que ¡no pasó nada! Al final, todo era un malentendido y un complot.
…Sé que muchos se sentirán decepcionados, pero debo decir que no están grabados ni Alejandro Encinas, ni Marcelo Ebrard, ni Andrés Manuel López Obrador.
…Por lo general, las grabaciones fueron realizadas en mi oficina. Después hubo algunas otras, como por ejemplo, la última de Bejarano, en el Balmoral del hotel Presidente, el 13 de enero de 2004….
…Fue Salinas quien dijo que era mejor darlos a conocer a través de Televisa, porque era la cadena de televisión con la mayor cobertura y audiencia. Sin embargo, manifestó que también existía la posibilidad de que los videos fueran difundidos en TV Azteca. Salinas decidió la estrategia no la decidí yo.
…Salinas le habló a Bernardo Gómez, vicepresidente de Televisa. Presencié la llamada.
…Él [Bernardo Gómez] fue la fuente que informó a Andrés Manuel, directamente o a través de su gente, de lo que se venía en su contra. Es decir, jugó a dos bandas.
…Los videos, tanto el de Gustavo Ponce —difundido el día 1 de marzo en el noticiero de Joaquín López-Dóriga— como el de René Bejarano —transmitido el miércoles 3 de marzo en el noticiero de Víctor Trujillo, Brozo—, los vi en el Reclusorio Norte….
…. Respecto a su paradero [otros videos], algunos los tengo guardados y otros están en manos de Juan Collado, Carlos Salinas y Diego Fernández de Cevallos.
Veamos ahora unas observaciones hechas sobre lo anterior por el destacado periodista y analista Miguel Ángel Granados Chapa en su conocida columna reproducida en muchos medios en la República Mexicana:
El ‘compló’ de 2004
Miguel Ángel Granados Chapa
11 de mayo del 2009
Una federación de intereses decidió impedir que el jefe de gobierno del Distrito Federal prosperara en su propósito de ser Presidente de la república. Esa resolución se aplicó en su contra en tres momentos. El primero, en 2004, a través del videoescándalo, que no surtió el efecto deseado porque no involucraba directamente a Andrés Manuel López Obrador (por más que se presumiera que no podía estar al margen de los ilícitos exhibidos y que son, por supuesto, deleznables e inadmisibles). Fracasada esa maniobra, se subió el tono y se emprendió el desafuero. El objetivo fue logrado pero no significó desbarrancar al destituido jefe de gobierno. Y el tercer momento, ése si exitoso, se consumó en 2006, cuando se dio por elegido a Felipe Calderón y no a su opositor de la coalición Por el Bien de Todos.
Carlos Ahumada confirma en su libro ‘Derecho de réplica’ la conjura contra López Obrador en 2004, en que el empresario fue protagonista. Conocemos ahora lo ocurrido de la fuente directa, de la boca del caballo como se dice para subrayar la autenticidad de un dicho.
Los manejos de Ahumada habían sido descubiertos en enero de aquel año, y el gobierno capitalino concluía el expediente de acusación, referido sólo a las maniobras del contratista en Gustavo A. Madero.
En aquel momento, Ahumada buscó a su nuevo amigo, Carlos Salinas para hacerle saber “toda esta situación.
Debo reconocer que él mismo se alarmó y atinadamente –me imagino que por la experiencia en fabricar este tipo de maquinaciones– me dijo que López Obrador seguro ya estaba enterado de los videos y que había que acelerar todos los acontecimientos que estaban programados para los próximos meses que ya no podíamos esperar”.
En efecto, en pocos días se inició la campaña prevista. Por un lado, Ahumada tomó la delantera jurídica: antes de ser acusado por el gobierno capitalino, denunció la extorsión de que dijo que era víctima. Y se preparó la difusión de los videos: “Eso lo decidió Carlos Salinas. Me planteó la estrategia, junto con Diego Fernández de Cevallos. Fui testigo de las múltiples conversaciones telefónicas que ambos sostuvieron con Santiago Creel, el entonces secretario de Gobernación, así como con Ramón Martín Huerta, subsecretario de gobierno…, con el objeto de coordinar la difusión de los famosos videos, así como su posterior manejo político…fue Salinas quien dijo que era mejor darlos a conocer a través de Televisa, porque era la cadena de televisión con mayor cobertura y audiencia. Sin embargo, manifestó que también existía la posibilidad de que los videos fueran difundidos por TV Azteca. Salinas decidió la estrategia, no la decidí yo….Salinas fue el cerebro de los videoescándalos. Yo fui el de los videos, él fue el del escándalo. En cuanto a Diego Fernández de Cevallos, él fue el coordinador”.
Ahumada dice haber descubierto entonces que “Diego era realmente un títere de Carlos Salinas. Respondía de tal manera a sus peticiones, a sus instrucciones, que en verdad era impactante que el presidente del Senado y coordinador de los senadores por parte del PAN se sometiera con tanta facilidad a Salinas. No dialogaban. Salinas le daba órdenes cuando hablaban: claro de manera amable”.
Ese género de relación se había ostensiblemente establecido cuando Salinas era presidente y Diego coordinaba a los diputados panistas. De esa época data el apodo de Fernández de Cevallos: le decían ‘La ardilla’…porque no salía de Los Pinos.
Salinas había logrado que el PAN legitimara su ascenso a la presidencia a cambio de reformas legales que se instrumentaron en San Lázaro a través de Diego, que debe haber quedado unido al presidente, durante su mandato y posteriormente, por algún lazo de dependencia que se mostraba tal como lo percibió Ahumada.
“Para ultimar la estrategia, Salinas le habló a Bernardo Gómez, vicepresidente de Televisa. Presencié la llamada. Primero lo saludó y luego le dijo que tenía un asunto muy importante que comentarle, que beneficiaría mucho a Televisa y a todos en general, que más tarde se contactaría Diego con él para tratarlo con mayor detalle. Días después tuve una reunión con Diego, concretamente el día 19 de febrero. Me dijo que ya se había reunido con Santiago Creel y habían decidido que Federico Doring:
asambleísta del PAN, fuera quien diera a conocer esos videos”.
El conducto en Televisa fue Bernardo Gómez, cuya relación con Emilio Azcárraga Jean no gustaba a su padre, Azcárraga Milmo. Pero entonces, como antes y ahora, Bernardo Gómez es el encargado de las relaciones políticas de la mayor empresa de televisión del país.
A sus buenos oficios con la pareja presidencial, ejercidos cuando encabezaba la Cámara Nacional de Radio y Televisión, se debe la reforma al reglamento respectivo y las nuevas condiciones para el pago en especie del impuesto especial a que están obligados los concesionarios. Aun se recuerda la imagen de Gómez en que meloso, besa la mano de Marta Sahagún agradecido por los favores recibidos.
A este respecto, Ahumada concluye que “todo lo negocié con Carlos Salinas, muchas veces en presencia de Rosario Robles; con Diego Fernández de Cevallos, con Ramón Martín Huerta, con Eduardo Medina Mora, el actual Procurador General de la República, en aquel entonces director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen)…así como con el general Macedo de la Concha…Todos ellos intervinieron, formaron parte, realizaron alguna tarea especial, pero concretamente negocié con Carlos Salinas y Diego Fernández”.
Veamos la reacción de Andrés Manuel López Obrador ante las nuevas revelaciones según lo documenta LA JORNADA:
Confirma el libro de Ahumada el complot en mi contra: AMLO
Ciro Pérez Silva
LA JORNADA
8 de mayo del 2009
El videoescándalo, el intento de desafuero y el fraude electoral, eslabones de una misma cadena, dice Detrás de todo esto están Salinas, Fernández de Cevallos, Fox, Claudio X. González y otros
El videoescándalo, el intento de desafuero y el “fraude electoral, son tres eslabones de la misma cadena que confirma que hubo un complot para evitar que yo llegara a la Presidencia de la República, y que tiene como responsable a la mafia que ha intentado destruirme políticamente hablando”, afirmó Andrés Manuel López Obrador al referirse a la reciente publicación del libro Derecho de réplica, de Carlos Ahumada.
El mejor antivirus para un país como México es la democracia, y ésta no podrá llegar si se permite que “la oligarquía” sea la que realmente ejerza el poder en la Presidencia, en las cámaras de Diputados y de Senadores, en el Instituto Federal Electoral, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la mayoría de los medios de comunicación y en partidos como el PRI y el PAN, “como lo afirmé hace tres años”, advirtió el tabasqueño.
Detrás de todo este entramado, insiste, se encuentran los mismos que impusieron a Felipe Calderón en Los Pinos: Carlos Salinas, Diego Fernández de Cevallos, Vicente Fox, Claudio X. González, Roberto Hernández, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, entre otros, “y ahora aparece Enrique Peña Nieto, lo que es creíble porque fue el secretario de Finanzas de Arturo Montiel, quien tenía negocios con Ahumada”.
Respecto de la versión del empresario argentino de que López Obrador pidió el apoyo de Ahumada para la candidatura de Raúl Ojeda Zubieta al gobierno de Tabasco, fue este último quien durante la gira del ex jefe de Gobierno por esta entidad respondió: “Nunca hubo tal recomendación por parte de Andrés Manuel. Ahumada me apoyó con algunas camionetas y otras cosas que asumí en su momento, pero nunca hubo esa recomendación”, subrayó.
En entrevista, López Obrador advirtió que los mexicanos “deben ya quitarse las telarañas de la cabeza y derrotar a esa mafia a través de las urnas, de manera pacífica y en buena lid, para que no siga engañando a la gente”, ya que de otra forma “no hay posibilidad alguna de cambiar la vida pública de México”.
Recordó que fue él, como jefe de Gobierno, quien inició un proceso en contra de Ahumada “por la facturación de obras que no llevó a cabo y que, viéndose en peligro de ser sancionado, el empresario acudió al ex presidente Carlos Salinas de Gortari para ofrecerle unos videos con los que nos podría destruir”.
Dijo también que, como lo menciona el empresario argentino, tanto detrás de los videos, como del proceso de desafuero y el “robo” de la Presidencia de la República, operó el mismo grupo que ha llevado al país a la situación de pobreza, inseguridad y desprestigio internacional en la que se encuentra hoy. “El tiempo y la realidad nos han dado la razón; siempre dije que el responsable era Carlos Salinas y es creíble que haya negociado la libertad de su hermano, si recordamos que Gustavo Ponce fue subsecretario de la Contraloría en la época de Ernesto Zedillo, y fue el mismo Ponce quien presentó las pruebas que llevaron a Raúl Salinas a la cárcel”.
Por ello, apuntó, es que Salinas le pidió a Ahumada que llevara a Ponce a Las Vegas, para que con ayuda del Cisen, a cargo de Eduardo Medina Mora, actual procurador general de la República, se le filmara. De igual forma, agregó, se destaca la intervención del entonces procurador Rafael Macedo de la Concha en lo que respecta al desafuero. “Es la misma cosa, se trata de la oligarquía que controla al país, a la que no le importa el destino de México”, dijo.
“Tenemos que seguir adelante tercamente, porque la democracia lleva un tiempo de maduración, es un cuerpo de avance lento, pero de que va a llegar va a llegar a Balancán, a Tabasco y a México, porque en el país no hay un gobierno del pueblo para el pueblo sino esa oligarquía que es el gobierno al servicio de unos pocos; esa mafia es más peligrosa que la influenza”.
Al continuar su gira de trabajo por Tabasco en apoyo a los candidatos del PRD a la Cámara de Diputados, López Obrador llamó a la población a no darle “ni un solo voto al PRI ni al PAN, que son la misma cosa”, y convocó a participar activamente en el proceso electoral “para cambiar la vida pública del país, porque la lección que nos deja todo esto es que México no va a encontrar la salida mientras se mantenga dominando esta mafia, esto lo tenemos que tener claro los mexicanos”.
López Obrador dijo que “seguramente hay delitos que perseguir” en lo que se refiere a la orquestación de la estrategia “para el fraude electoral”, así como la intervención directa del gobierno federal en el tema de los videoescándalos; lo importante, enfatizó, “es que ese grupo que ha llevado a la bancarrota al país se haga a un lado y la forma de obligarlos es a través del voto”.
Interrogado sobre la restricción para hacer campañas por la alerta sanitaria, exigió a las autoridades electorales que den paso a la normalidad: “Ya basta de estarle metiendo miedo al pueblo, el virus que más afecta a México es (Felipe) Calderón, que nunca supo cómo enfrentar esta situación”. Al preguntársele si procederá una sanción en su contra por los mítines que han tenido lugar durante su gira por Tabasco, respondió que “seguramente, si se los ordena Manlio Fabio Beltrones, Carlos Salinas o Felipe Calderón; si no se los ordenan, no pasa nada, pero si se los ordenan, esos del IFE le dan la razón a estos personajes antes de que abran la boca”.
El tabasqueño insistió en que es necesario que todo vuelva a la normalidad en el país en todos sentidos, “pues ya le han hecho mucho daño a México con el tema de la influenza”.
López Obrador visitó este jueves los municipios tabasqueños de Emiliano Zapata, Tenosique, Balancán, Jonuta y San Carlos (Macuspana); el viernes estará en Jalapa, Tacotalpan, Teapa, Playas del Rosario y Ocuitzapotlán, en el mismo estado
Por su parte, la agencia noticiosa APRO documentó las siguientes reacciones:
“Se confirma el complot”: AMLO;
“lo que hice lo volvería a hacer”: Diego
Agencia APRO
7 de mayo del 2009
El político tabasqueño Andrés Manuel López Obrador consideró que la publicación del libro Derecho de réplica, de Carlos Ahumada, corrobora el complot tramado en su contra para bloquear su eventual llegada a la Presidencia en 2006.
En tanto el panista Diego Fernández de Cevallos negó haber tenido alguna relación con el expresidente Carlos Salinas para operar la difusión de los ‘videoescándalos’.
Por su lado, el gobernador priista Enrique Peña Nieto intentó deslindarse del escándalo.
En una escueta declaración, Peña Nieto negó conocer a Carlos Ahumada y arguyó que el empresario de origen argentino “carece de credibilidad”.
Mientras en entrevista radiofónica, el autodenominado “presidente legítimo” recordó que “en aquel tiempo muchos se burlaron de mí, incluso comentaristas de medios de comunicación, como siempre ha sucedido en México, ahora lo dicho por Ahumada confirma que hubo un complot en mi contra”.
Reviró que “hay una mafia que es la que manda y decide en el país, y que es una mafia integrada por PRI y PAN, pero los de allá arriba”, los de la cúpula.
Insistió en que hubo un acuerdo con Carlos Salinas, Vicente Fox, Felipe Calderón, Manlio Fabio Beltrones, Elba Esther Gordillo, Fernando Gómez Mont y Eduardo Medina Mora, se trató de “un complot”, acusó.
Por su parte Fernández de Ceballos negó lo que Carlos Ahumada sostiene en su libro, en donde asegura que junto con Salinas de Gortari le ofrecieron 400 millones de pesos por detonar los videoescándalos.
En entrevista con Denise Maerker, el senador panista dijo desconocer si “Carlos Salinas de Gortari o Pito Pérez le regalaron algo, pero yo nunca le regalé un solo centavo, nunca me comprometí a apoyarlo”.
Deploró se le relacione con Salinas y consideró que López Obrador sigue siendo “un peligro para México”. (Para la derecha y la ultraderecha enquistadas en el poder en México, López Obrador sigue siendo un peligro para México porque le puede traer al país inseguridad, desempleo, devaluación del peso, crisis. ¿Estás escuchando, Felipe Calderón?.)
Sin embargo, Fernández de Cevallos consideró que efectivamente Ahumada Kurtz es presionado por las autoridades locales, quienes “aún tienen expedientes abiertos” contra el empresario.
El llamado exjefe Diego incluso exigió se confiara en su palabra, pues desde que surgió todo el escándalo, “he dado la cara por Ahumada (¿?), quien sigue contando conmigo y yo estaré para apoyarlo dentro del marco de la ley”.
“No me importa que me deje mal, han hablado mal de mí y esa gente está muy cerca de mí, porque no soy gente de agravios o de resentimientos; si a él lo presionaron, lo puedo entender y, si le puedo servir, le vuelvo a servir”.
Previamente negó haber prometido o dado dinero a Carlos Ahumada, como éste asegura en Derecho de réplica.
“En absoluto apego a la verdad desconozco si Carlos Salinas o Pito Pérez le dieron dinero, yo nunca le regalé un solo centavo, nunca me comprometí a apoyarlo, mi aportación –en el caso-- es reconocida por mí ante todos los medios de comunicación”.
Descartó su participación en la difusión de los videos, aunque confirmó que el empresario lo visitó en su casa y rechazó que haya estado con Ahumada en el hotel Presidente y que se haya reunido con la exdirigente perredista Rosario Robles.
“Yo dí la cara por Ahumada (¿?) y cuando te digo que fue a verme a mi casa, es porque fu a verme a mi casa, dije lo de los videos, pero no estuve en el hotel Presidente cuando fue a ratificar su denuncia, yo no he mentido, soy hombre de palabra (¿?)”, alegó.
Cuando se le cuestionó sobre la entrega de dinero a Ahumada para operar el complot contra López Obrador, Fernández de Ceballos dijo tener dos teorías:
“O se trata de un psicópata, de lo cual él no tiene la culpa porque es una enfermedad, o no me parece deleznable (ya) que fue presionado por autoridades del DF a condición de ponerlo en libertad, porque me consta, así como al propio Ahumada, cómo las autoridades tienen cuentas pendientes con él”.
“Sé que hay expedientes abiertos contra él y es muy probable que tenga que dar Ahumada esta versión --que le conviene a López Obrador, acotó--, de que le ofrecimos 400 millones de pesos para comprobar su famoso complot”, concluyó.
Se desmarcan senadores
El también senador panista Santiago Creel dijo hoy que ni siquiera conoce a Carlos Ahumada.
“No conozco al señor Carlos Ahumada (¿?). Jamás he conversado ni he hecho tratos con él, sea directamente o a través de terceros” (¿?).
El exsecretario de Gobernación alegó que “es absolutamente falso que por mi conducto se hubiese intentado un arreglo de cualquier naturaleza, y menos del que se me imputa” en Derecho de réplica.
Según Creel, cuando fue informado por el entonces subsecretario de Gobierno, Ramón Martín Huerta, sobre las versiones de la presunta existencia de algunos videos, su posición fue, “en todo momento”, que el material fuera presentado ante la Procuraduría General de la República (PGR).
Mientras el presidente del Senado, el panista Gustavo Madero, dijo que se trata de revelaciones con “tinte de telenovela”.
“Creo que son relaciones ahí que no afectan a nivel de un partido político, sino las actuaciones particulares de algunas personas en lo individual y que tendrán que ser analizadas y sopesadas”.
Pidió no dar por buenos esos dichos hasta que no se verifiquen.
Mientras Manlio Fabio Beltrones, coordinador del PRI en el Senado, se limitó a comentar que Ahumada lo sacó del texto. “¡Me borró”, dijo en entrevista radiofónica.
Finalmente la líder nacional del PRI, Beatriz Paredes, expresó su deseo de que el libro no tenga tintes electorales.
“Ojalá no sea una manipulación política, eso es lo único que puedo decir, la ciudadanía vio otras cosas, la ciudadanía vio un comportamiento peculiar, no precisamente honorable del señor Carlos Ahumada, yo no soy quién para juzgarlo, lo ha juzgado la ley, ojalá no sea una manipulación política”.
La misma agencia noticiosa APRO ya había publicado el día anterior una buena cantidad de detalles exponiendo lo más relevante sobre las revelaciones que están cimbrando a la clase política mexicana a la cual México le debe el actual régimen que resultó ser todo un peligro para México trayendo inseguridad, desempleo, crisis, devaluación, y más fanatismo de corte ultraconservador:
Videoescándalos: “Salinas, el cerebro y Diego, el coordinador”, ratifica Ahumada
Agencia APRO
6 de mayo del 2009
Carlos Ahumada revela en su libro Derecho de réplica, editado por Grijalbo, que el expresidente Carlos Salinas de Gortari le dijo que una de las cosas que había negociado con el mandatario Vicente Fox a cambio de los videos, a través de Diego Fernández de Cevallos, era la exoneración de todos los cargos que pesaban sobre su hermano Raúl, incluido el cargo de homicidio.
Cuenta también que Salinas le hizo llegar 35 millones de pesos y que esa cantidad se la entregaron Manuel Andrade, entonces gobernador de Tabasco, Arturo Montiel, entonces gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, entonces diputado del PRI en esa misma entidad, Elba Esther Gordillo y Jorge Kahwagi.
Afirma que la decisión de dar a conocer los videoescándalos fue Carlos Salinas de Gortari, junto con Diego Fernández de Cevallos y que también participaron Santiago Creel, Bernardo Gómez, vicepresidente de Televisa y el asambleísta Federico Döring, entre otros.
“Salinas fue el cerebro de los videoscándalos. Yo fui el de los videos y Diego fue el coordinador”, detalla Ahumada en su libro.
En el texto que consta de 366 páginas, Ahumada asegura que Rosario Robles participó en la edición y selección de los videoescándalos y que la expresidenta nacional del PRD negoció con Salinas el pago de la deuda millonaria de ese partido, así como la modificación de un artículo de la ley para que ella pudiera participar en una elección a la jefatura de gobierno.
Asegura también que “para decepción de muchos” no hay grabaciones donde aparezcan Alejandro Encinas, Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador.
A continuación las partes más polémicas del capítulo titulado Videoescándalos.
Salinas
En agosto de 2003 conocí a Carlos Salinas de Gortari, a través, indirectamente, de Javier Solórzano, quien sabía del hostigamiento en mi contra. Javier me dijo que me quería presentar a Juan Collado, una persona que podía ayudar mucho, que estaba muy bien relacionado, muy conectado, que era un muy buen abogado.
Me reuní con Juan Collado, quien me dijo que Carlos Salinas me quería conocer. Ese interés despertó mi curiosidad y acepté reunirme con él. La primera vez que ví a Carlos Salinas fui con Juan Collado a su casa de Camino Santa Teresa número 480 en Tlalpan. Nos recibió en su biblioteca. Ahí nos reunimos la mayoría de las veces; otras, en un sótano que tiene una cava de vinos espectacular, con unos sillones muy acogedores, entrando en la biblioteca, del lado derecho.
En esa primera ocasión hablamos de varios temas. No recuerdo si ese día o en mi segunda visita me dijo que le quería regalar un libro de Mao Tse Tung a Rosario. Me lo dio para que se lo llevara y en una hoja me señaló una cita, que decía algo así como "para derrotar al centro, hay que empezar de afuera hacia adentro". Después me invitó varias veces con Rosario Robles.
Mucho se ha elucubrado sobre mis tratos con Carlos Salinas de Gortari. Entre otras cosas se llegó a afirmar que yo era su prestanombres, como menciona Carlos Ramos Padilla. Nunca lo fui. Se trató exclusivamente de una relación de conveniencia para ambos que duró poco tiempo; sin embargo, fue muy intensa y tuvo repercusiones políticas que hoy todos conocemos.
Londres
En septiembre de 2003 realicé un viaje a Londres para que pudieran hablar personalmente Rosario Robles y Carlos Salinas. A Salinas le interesaba mucho hablar con Rosario, y ella, después de todos los intentos que había hecho por solucionar el problema financiero que tenía el PRD ---del cual una parte muy importante era lo que me debía a mí, además de que le debía todavía a muchos prestadores de servicios, entre ellos, Televisa, y por lo cual había renunciado en agosto a la presidencia del PRD--, creía que con Carlos Salinas podía resolver ese asunto. Comenzaron a enviarse mensajes a través de mí.
Ella tenía terror de ver a Carlos Salinas en México, pero aceptó verlo fuera del país y se decidió que fuera en Inglaterra, en Londres. Cabe señalar que después de vernos con Salinas en el extranjero, Rosario y yo nos reunimos en varias ocasiones con él en México.
El 8 de septiembre de 2003 viajamos en el avión de mi propiedad, de México a Houston, donde pasamos migración. Ese mismo día viajamos de Houston a Nueva York y ahí tomamos un vuelo comercial de American Airlines a Londres. Al llegar, perdí en el taxi una cartera con dinero en efectivo y mi pasaporte, y por eso tuve que sacar otro pasaporte en Londres para regresar.
Nos hospedamos en el hotel Ritz y ya estando ahí me comuniqué con Juan Collado, porque lo habíamos acordado así con el mayor sigilo para evitar cualquier filtración. Le avisé a Juan que ya estábamos en Londres, en qué hotel estábamos, en qué habitación y al poco rato, sonó el teléfono de la habitación, era Carlos Salinas. Me dijo: “Hola, ¿cómo estás?, ¿cómo estuvo el viaje?”, y nos invitó a cenar esa misma noche. Pasó por nosotros al hotel, nos pidió que estuviéramos en el lobby, y ahí nos recibió con su esposa Ana Paula. Nos saludamos, nos subimos a su coche, él mismo manejaba y fuimos a cenar a un restaurante muy bonito.
Fue una cena muy amena donde se tocaron muchísimos temas, entre ellos, inclusive, la modificación de un artículo de la ley para que Rosario pudiera, ahora por la vía de la elección, ser nuevamente jefa de Gobierno. En ese entonces Rosario ya sabía que no podría competir por la Presidencia de la República, pero consideraba, y así también lo creía yo, que tenía muchas posibilidades de presentarse a una elección por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal y ganarla, pero para eso necesitaba resolver ese escollo. Salinas se comprometió con ella a hacer todo lo que estuviera a su alcance para poder modificarlo, con los votos del PRI e inclusive con algunos diputados del PRD.
Se abordó el tema de la deuda. Salinas dijo que apoyaría en todo lo que pudiera para conseguir los recursos para pagarla; que hablaría con Manuel Andrade y con Arturo Montiel, en ese entonces gobernadores de Tabasco y Estado de México respectivamente, y con Enrique Peña Nieto, quien en aquél entonces era prácticamente un desconocido a nivel nacional. También aseguró que vería el asunto con otros mandatarios estatales y con la maestra Elba Esther Gordillo, la líder del sindicato magisterial.
Así, los temas principales que se trataron fueron el apoyo de Salinas para pagar la deuda del PRD y la modificación del artículo que impedía a Rosario presentarse a una elección por la Jefatura de Gobierno en el DF en el 2006. A cambio de su ayuda, Salinas le pedía a Rosario poder contar con su capital político y con los miembros del PRD afines a ella. Entre éstos estaban incluidos el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y su hijo Lázaro Cárdenas. Sobre esto último, Rosario no le dio una seguridad de manera absoluta y categórica, pero podríamos decir que le insinuó que sí existía la posibilidad.
Al día siguiente nos invitó a cenar nuevamente. Fuimos a otro restaurante de primera. Nosotros llegamos en un taxi, él llego por su lado con su esposa. Después de cenar, salimos los cuatro a caminar por las calles aledañas. Recuerdo que había un parque cercano desde donde se veía gran parte de la ciudad de Londres.
La Habana
A fines de septiembre, prácticamente 15 días después de que habíamos estado en Londres, viajé a Cuba para reunirme otra vez con Salinas. El jueves 25 se comunicó conmigo Adrián Ruiz, su ayudante, y me pidió reunirnos. Entonces me comunicó que Salinas nos invitaba a Rosario y a mí a La Habana el fin de semana, porque quería hablar con nosotros. Se lo dije a Rosario, aceptó y fuimos a La Habana. Llegamos el viernes 26 y nos regresamos el lunes 29.
En ese viaje seguimos la misma dinámica que en Londres. Llegando a La Habana, le hablé a Adán Ruiz y le dije que estábamos hospedados en El Nacional. Después de unos minutos, recibimos la llamada de Salinas, incitándonos a cenar a su casa. Nos indicó que tomáramos un taxi al hotel Melía y que ahí estaría un coche de tales características, con una persona de pelo canoso, bajito y que él nos llevaría. Así fue, llegamos a la entrada del hotel, ahí estaba el señor en el vehículo, y nos llevó a la casa de Salinas.
Durante la cena seguimos platicando. Los temas eran lo mismo que en Londres: la deuda del PRD, la política, la reforma del artículo constitucional. Teníamos ya un poco avanzada la madrugada, a las 3 o 4 de la mañana. Nos preguntó si queríamos dar un paseo por La Habana Vieja. El estaba bastante contento, nos fuimos en el coche, él manejando, y fuimos a dar una vuelta por La Habana Vieja. Nos iba hablando de algunos edificios, de algunas cuestiones de los cubanos, de sus relaciones con el gobierno de Cuba y especialmente con Fidel.
Salinas conoce los videos
De los viajes a Londres y Cuba surgió otra reunión, que resultó decisiva para lo que se dio en llamar los videoescándalos. Para ese entonces, noviembre de 2003, Rosario ya no tenía tanto temor de ver a Salinas en México, por lo que aceptó verlo en su casa de Camino a Santa Teresa.
Tomamos todas las precauciones del caso para que nadie se percatara de que Rosario lo vería en su casa. El día de la cita llegamos ella y yo solos, sin chofer, al estacionamiento de Perisur. A los pocos minutos llegó el ayudante de Salinas, Adán Ruiz. Se nos emparejó, abrió la puerta trasera del vehículo y Rosario se subió. A pesar de que era de noche, ella llevaba unos grandes lentes oscuros y una mascada que le cubría la cabeza. Yo me bajé, cerré su portezuela y me subí en el asiento del copiloto. Así emprendimos el trayecto de sólo unos minutos.
Al llegar a la caseta del fraccionamiento, Rosario se recostó en el asunto para ocultarse, a pesar de que Adán hizo un cambio de luces y nos dejaron pasar sin preguntar nada. Llegamos frente a la casa, se abrió la puerta automática y Adán metió el coche en el estacionamiento. Todo estaba oscuro. Nos bajamos, caminamos unos pasos y apareció Salinas. Era la misma casa donde habíamos desayunado anteriormente Raymundo Rivapalacio, Javier Solórzano y yo con Salinas, porque él me había pedido que los invitara, ya que le interesaba hablar con ellos.
Nos saludamos, entramos en la casa y nos llevó inmediatamente a su majestuosa biblioteca. Nos propuso que bajáramos a la cava, donde hay una pequeña sala muy bien decorada. Ahí nos ofreció unas exquisitas botanas y disfrutamos unos magníficos vinos franceses.
Al rato de haber iniciado la reunión, abordamos el tema por el cual íbamos: enseñarle uno de los videos de Bejarano y el de Ímaz, el cual cabe señalar había sido elegido por él de entre los muchos nombres que yo le había mencionado. Yo los llevaba en un disco compacto. Para verlos, nos pidió que pasáramos nuevamente a la biblioteca. Rosario nos dijo que fuéramos nosotros y que ella nos esperaba abajo, no quería tener nada que ver con ese tema. Su actitud era ridícula, ya que ella incluso había participado en la edición y selección del material.
Subimos. Salinas prendió su computadora, puso el disco y comenzaron a aparecer las imágenes de Bejarano en la pantalla. Debo confesar que durante el tiempo que lo traté, nunca lo vi tan emocionado: le brillaban los ojos y sonreía. Dijo algo así como: “Es muy, muy duro, devastador. Con esto están acabados”. Aunque hacía todo por disimular su emoción, ésta lo sobrepasaba.
Después puso el de Carlos Ímaz, al que ya no le prestó tanta atención, aunque también le pareció muy bueno, y bajamos a reunirnos con Rosario. El había quedado totalmente complacido con la muestra que le había dado, tan lo estaba que la reunión se alargó hasta las 5 de la mañana, acompañada de varias botellas de vino francés que nos ofreció.
Esa noche, Salinas estaba muy entusiasmado, muy alegre. En repetidas ocasiones, cuando por cualquier motivo salían asuntos relacionados con Televisa o Tv Azteca, nos decía de manera muy presuntuosa: “Si quieren, ahorita le hablo al güey de Bernardo Gómez o al pendejo de Jorge Mendoza”. En fin, daba a entender que estas televisoras estaban dentro de su ámbito de influencia.
A propósito de Jorge Mendoza, con él tuve una relación más bien política. Rosario y yo fuimos a desayunar varias veces a Tv Azteca y ahí se hablaba de cuestiones políticas en general.
Jorge es una persona muy agradable. En su departamento me dijo que posteriormente me presentaría a una persona muy importante, muy poderosa en México: Emilio Gamboa. Me aseguró que eran grandes amigos y que esa conexión me sería de gran utilidad. Jorge vivía en un edificio de Camino a Santa Teresa, en la planta baja. Rumbo a su domicilio, pasamos frente a la entrada del fraccionamiento donde vive Salinas y me dijo: “Ahí está el jefe” o “ahí vive el jefe” e hizo una señal como de militar cuadrándose con la mano. Se me quedó muy grabado ese gesto y recordé lo dicho por Salinas.
Rosario presidenta
En la madrugada, antes de despedirnos, surgió una de las escenas más impactantes que he visto en mi vida. Salinas le mostró su biblioteca a Rosario. Había condecoraciones y fotografías, entre otros recuerdos. Cuando llegamos a la vitrina donde conserva sus bandas presidenciales, Rosario le comentó que debía ser un gran honor y un orgullo portar la banda presidencial. Salinas inmediatamente tomó una escalerita para poder subir a abrir la vitrina y sacó una de las bandas presidenciales. Yo creía que nos la quería mostrar, y en efecto así lo hizo, pero no fue sólo eso, sino que la tomó y se la puso a Rosario cruzándole el pecho y le dijo: “Te luce muy bien”.
Sé que al lector le puede resultar muy difícil creerme. Yo mismo, a pesar de la gran cantidad de vino tinto que tenía encima, no podía dar crédito a lo que veía. Quedé estupefacto. Me pareció una escena increíble y vergonzosa, me dio pena ajena. Rosario se quitó la banda presidencial y se la entregó a Adán, quien acaba de entrar en la biblioteca. Conversamos unos minutos más, nos despedimos y nos fuimos. Nos retiramos con las mismas precauciones, y como ya estaba cerrado el estacionamiento de Perisur, Adán nos llevó a la casa donde vivía Rosario en ese entonces, Reforma número 9, en San Angel.
Ciro Gómez Leyva me pregunta si Salinas me presionó después para obtener más videos. Así fue, en efecto. Incluso quería saber si tenía algo de Lázaro Cárdenas, porque me comentó que si así fuera le gustaría hablarle al padre de éste, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, y entregárselo de propia mano, pero le confirmé que yo no tenía nada. Salinas es una persona que, por lo que alcancé a conocer, tiene mucha memoria y mucho rencor. No podía superar todavía el hecho de que se dijera que él había sido un presidente ilegítimo que en 1988 le había robado cibernéticamente –con la ayuda indispensable de Manuel Bartlett—la Presidencia al ingeniero Cárdenas, quien había ganado con un amplio margen de votos en las urnas.
Enrique Peña Nieto
Hago un paréntesis para señalar que en el mes de enero de 2004 Salinas me comentó que sería muy bueno que conociera a Enrique Peña Nieto. Me dijo que lo invitara a El Independiente con cualquier pretexto, porque era un político joven, brillante y con mucho futuro. El domingo 1 de febrero de 2004 lo invité a jugar futbol en la cancha que había en las instalaciones del periódico, como ya antes, el día 18 de enero de ese mismo año, había invitado al entonces procurador general de la República, Rafael Macedo de la Concha. Lamentablemente, por cuestiones de último momento no pude asistir, pero Peña Nieto fue atendido por los directivos del periódico, Javier Solórzano y Raymundo Rivapalacio, quienes me comentaron días después que me había perdido de una deliciosa barbacoa que había llevado desde el Estado de México el propio Peña Nieto.
Difusión
Por todo esto, además de las amenazas concretas y directas que me había hecho René (como en el video que me dice que “ni en la Patagonia estaría seguro”), no se necesitaba ser un genio para entender que venían tras de mí. Quiero aclarar que en ese momento no pensé que todo esto incluía meterme a la cárcel; eso se me hacía algo inconcebible. Lo comenté con dos abogados de mi confianza, quienes me dieron la razón, esgrimiendo múltiples y contundentes razonamientos jurídicos.
Sin embargo, con esta inquietud, en la siguiente reunión que tuve con Carlos Salinas hice de su conocimiento toda esta situación. Debo reconocer que él mismo se alarmó y atinadamente –me imagino por la experiencia en fabricar este tipo de maquinaciones— me dijo que López Obrador seguro ya estaba enterado de los videos y que había que acelerar todos los acontecimientos que estaban programados para los próximos meses, que ya no podíamos esperar.
Había que actuar en los próximos días, porque yo ya no estaba seguro en México y tenía que poner tierra de por medio. Salinas advirtió con claridad, ya desde ese momento, que Andrés Manuel quería minimiza el efecto de los videos y la denuncia por la extorsión de que yo estaba siendo objeto por parte del GDF y el PRD, metiéndome a la cárcel y orquestando una campaña de desprestigio en mi contra, como finalmente sucedió.
Con su gran sentido político, Salinas me dijo: “Carlos, hay que dar a conocer los videos lo más pronto posible, porque Bejarano y AMLO o gente muy cercana a él ya se deben de haber enterado de algo. No saben de lo que se trata concretamente, pero quieren boicotear cualquier acción en este sentido. Despojarán de cualquier efecto mediático de trascendencia al asunto de los videos, si tú estás en un problema jurídico o concretamente en la cárcel”.
A propósito de una pregunta de Jorge Fernández Menéndez, puntualizo que yo en lo personal no decidí la manera de dar a conocer los videos. Eso lo decidió Carlos Salinas. Me planteó la estrategia, junto con Diego Fernández de Cevallos. Fui testigo de las múltiples conversaciones telefónicas que ambos sostuvieron con Santiago Creel, el entonces secretario de Gobernación, así como con Ramón Martín Huerta, subsecretario de Gobierno de esa misma dependencia con el objeto de coordinar la difusión de los famosos videos, así como su posterior manejo político.
Respondiendo a Ricardo Alemán y a Carlos Ramos Padilla, fue Salinas quien dijo que era mejor darlos a conocer a través de Televisa, porque era la cadena de televisión con la mayor cobertura y audiencia. Sin embargo, manifestó que también existía la posibilidad de que los videos fueran difundidos en TV Azteca. Salinas decidió la estrategia, no la decidí yo.
En ese sentido es que puedo responder afirmativamente a un planteamiento de Ciro Gómez Leyva: sí, Salinas fue el cerebro de los videoscándalos. Yo fui el de los videos, él fue el del escándalo. En cuanto a Diego Fernández de Cevallos, él fue el coordinador.
Hago un paréntesis para hablar de una actitud que me impresionó y es el hecho de que en esos días descubrí que Diego realmente era un títere de Carlos Salinas. Respondía de tal manera a sus peticiones, a sus instrucciones, que en verdad era impactante que el presidente del Senado y coordinador de los senadores por parte del PAN, se sometiera con tanta facilidad a Salinas. No dialogaban. Salinas le deba órdenes cuando hablaban; claro, de manera amable, pero con su voz le daba órdenes.
Para ultimar la estrategia, Salinas le habló a Bernardo Gómez, vicepresidente de Televisa. Presencié la llamada. Primero lo saludo y luego le dijo que tenía un asunto muy importante que comentarle, que le beneficiaría mucho a Televisa y a todos en general, que más tarde se contactaría Diego con él para tratarlo con mayor detalle.
Días después tuve una reunión con Diego, concretamente el día 19 de febrero. Me dijo que ya se habían reunido con Santiago Creel y habían decidido que Federico Döring, asambleísta del PAN, fuera quien diera a conocer esos videos. Es importante aclarar que los videos se iban a dar a conocer una semana antes, o sea el día lunes 23 de febrero de 2004. Lo que retrasó su difusión fue que llegó a Televisa el video del Niño Verde, algo que no tenían contemplado.
Aclaro aquí que no fue casualidad que llegara en esos días el video del Niño Verde, Jorge Emilio González Martínez. Considero que fue un intento por parte de Bejarano y Andrés Manuel de dividir el efecto mediático demoledor que iba tener la difusión del video de Bejarano. Esto me lo comentó en una visita que me hizo al reclusorio en el año 2005, Francisco de Paula León, el padre del disidente verde Santiago León, quien difundió el video contra el Niño Verde.
Por lo anterior, Salinas, Diego y el gobierno federal, de común acuerdo con Televisa, decidieron conjuntamente dar a conocer primero el video del Niño Verde el lunes 23 de febrero y dejar que se quemara esa noticia toda la semana. De ese modo mataban dos pájaros de un tiro: ayudaban a Jorge Emilio González, que en ese entonces era senador del Partido Verde Ecologista, ya que a ellos les interesaba protegerlo, y una semana después daban a conocer mis videos, el 1 de marzo el video de Ponce y el miércoles 3 de marzo el fulminante video de René Bejarano. Es decir, se implementó toda una estrategia mediática para los fines que en ese entonces convenían al gobierno federal, a Salinas y a Televisa.
Carlos Ramos Padilla inquiere, justamente, sobre el papel que desempeñó en todo esto Bernardo Gómez. Salinas y Diego estuvieron en contacto permanente con él para coordinar la difusión de los videos. Una muestra más de este hecho fue que cuando yo estaba en Cuba, Juan Collado me habló y me dijo: “Oye, dice Salinas que le hables a Bernardo para que salgas con Joaquín López Dóriga en le noticiero de hoy en la noche, es importantísimo que salgas”, y me mandaron una carta que fue la que yo leí, ese día, el 3 de marzo de 2004. Recibí además esta instrucción: “No contestes ninguna pregunta aunque te insista Joaquín, porque lo va a hacer para no verse tan obvio”.
Me pidieron que le hablara por teléfono a Bernardo, lo cual hice de inmediato y al contestarme el teléfono me dijo: “Hola Carlos, ¿cómo estas? Seguramente no la estás pasando muy bien. No te preocupes, todo va a salir bien. Estamos tratando de manejar esto lo mejor posible. Te pido que le hables a Leopoldo Gómez para coordinar tu entrevista con Joaquín hoy por la noche”.
Así lo hice. Le hablé a Leopoldo y a las 8 de la noche, hora de México, se realizo la comunicación con Joaquín, quien presentó en su programa de las 10:30 de la noche la plática que tuvimos, en donde yo me limité a confirmar que en días pasados había presentado ante la Procuraduría General de la República una denuncia de hechos, de la cual se podían desprender conductas ilícitas como es la extorsión por funcionarios del entonces Gobierno del Distrito Federal, Joaquín trató de hacerme preguntas y yo señalé que por el momento y por consejo de mis abogados no respondería ninguna pregunta.
¿Cómo intervino Bernardo? Hasta donde yo supe, siempre estuvo enterado de todo. Además creo, sin tener las pruebas claras y contundentes, que él fue la fuente que informó a Andrés Manuel, directamente o a través de su gente, de lo que se venía en su contra. Es decir, jugó a dos bandas. No me extraña, ya que varias veces me recomendó que dejara de ser tan idealista, que privilegiara mis intereses de empresario y que él les apostaba a todos los caballos.
Una vez decidido el medio y la fecha en que se exhibirían los videos de la corrupción, se los entregué a Diego Fernández; el de Bejarano se lo di en persona, como él mismo lo reconoció. El de Ponce se lo hice llegar a través de un colaborador mío.
¿COMPLOT?
Jorge Fernández Menéndez me pregunta si fue un complot o una decisión más individual o una revancha. No fue una revancha, fue una decisión individual que fue aprovechada o de la que sacaron beneficio grupos de poder y personas que tuvieron la manera de manejar esta información.
Contestando a Carlos Ramírez y a Ricardo Pascoe, todo lo negocié directamente con Carlos Salinas, muchas veces en presencia de Rosario Robles; con Diego Fernández de Cevallos, con Ramón Martín Huerta, con Eduardo Medina Mora, el actual procurador general de la República, en aquel entonces director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), a quien conocí en la oficina de Ramón Martín Huerta, así como con el general Macedo de la Concha, entonces procurador general de la República. Todos ellos intervinieron, formaron parte, realizaron alguna tarea en especial; pero concretamente negocié con Carlos Salinas y Diego Fernández.
¿Y por cuánto? Acordamos casi 400 millones de pesos, los cuales nunca me pagaron. Así es, nunca. Aunque parezca mentira, otra ingenuidad de mi parte. Fijamos esa cantidad porque yo consideraba que después de que se dieran a conocer públicamente los videos no tendría la oportunidad de cobrar lo que me debían tanto el GDF como el PRD. Lo único que yo pretendía era recuperar esa deuda. Necesitaba ese dinero de manera urgente, para pagar los créditos otorgados a mis empresas por Banca Afirme, en los términos que describí anteriormente, así como todos los demás compromisos comerciales que tenía en ese momento.
La deuda que dejó Rosario Robles a su salida de la presidencia del PRD se valoró en 600 millones de pesos. En su momento se señaló que en menos de una semana de redujo a 400 millones de pesos, de acuerdo al informe de los encargados de la fiscalización interna, Ricardo García Sáinz, Carlos Payán e Ifigenia Martínez, basados en los informes de auditoria encargada a despachos privados. Todos supieron que yo cubrí esa deuda. Fue parte del dinero que nunca recuperé.
A Andrés Manuel lo único que le importaba era 2006 y estuvo en campaña desde su primer día como jefe de Gobierno. A pesar de las diferencias que tenían, Rosario le creyó a Andrés Manuel y endeudó al PRD para triunfar en los comicios de 2003. En la búsqueda de este objetivo le firmó a Televisa, en la oficina de Bernardo Gómez, un pagaré de 200 millones de pesos, el cual yo rescaté.
Después de una entrevista en el programa de Joaquín López Dóriga en Televisa Chapultepec, dos personas muy amables estaban esperando a Rosario y la acompañaron a la oficina de Bernardo Gómez y ahí firmó el pagaré. Antes de firmarlo le habló a Andrés Manuel y le preguntó que si lo firmaba y él le dijo que sí. En esos 200 millones estaban incluidos 50 y tantos millones que Andrés Manuel había quedado a deber a Televisa de las elecciones de 2000.
Bernardo Gómez me lo entregó a mí porque lo pagué, sólo me faltó cubrir otros dos pagarés por un total de 15 millones de pesos. Todo lo demás lo saldé. Ese pagaré, el de 200 millones que firmó Rosario como presidenta del PRD, fue con la autorización y con el visto bueno de Andrés Manuel.
Como lo mencioné, Carlos Salinas me dio dinero a cambio de los videos. Antes de entregárselos, me hizo llegar aproximadamente 35 millones de pesos. Me los entregaron Manuel Andrade, entonces gobernador de Tabasco, Arturo Montiel, entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, entonces diputado del PRI en el Estado de México, Elba Esther Gordillo y Jorge Kahwagi, el boxeador y en ese entonces diputado verde. Entre todos ellos me entregaron esa cantidad de dinero. Diego Fernández me hizo un primer pago, a cuenta, por la cantidad de 33 millones el día 19 de febrero de 2004. Fue depositado de alguna de sus cuentas bancarias a Nueva Perspectiva Editores, la empresa que editaba El Independiente.
Repito que el dinero que recibí de Salinas era, por decirlo así, para comprar la deuda que el PRD tenía conmigo; pero en realidad fue más para pagar las deudas que todavía tenía el PRD que para fiarme a mí. Como lo señalé anteriormente, en su gestión como presidenta del PRD, Rosario había endeudado mucho al partido con tal de ganar las elecciones de 2003 y levantar la votación. Esta decisión la había consultado con Andrés Manuel, y les dio resultado. De 52 que tenía el PRD, en esas elecciones de 2003 obtuvo 95, prácticamente un 82 por ciento de incremento.
Además del dinero que cubriría lo que el GDF y el PRD me debían, al negociar la difusión de los videos quise obtener protección jurídica. Preveía que habría, por donde y como fuera, una persecución política disfrazada de jurídica. El tiempo me dio la razón muy pronto.
Considero que para Salinas, en lo personal y para su familia, concretamente, para su hermano Raúl, fue uno de los mejores negocios que pudieron haber hecho en su vida, por un hecho que para muchos paso desapercibido. Carlos Salinas me confió que una de las cuestiones que había negociado con el presidente Fox a cambio de los videos, a través de Diego Fernández de Cevallos, era la exoneración de todos los cargos, inclusive el de homicidio, que mantenían en ese momento a Raúl en la cárcel, además de la devolución por parte de la Procuraduría General de la República de todos sus bienes, incluyendo los millones de dólares congelados por la PGR. Y así sucedió finalmente.
Como parte de estas negociaciones, la defensa de Raúl Salinas (defensa en la que participaba, no de manera casual, quien también era mi abogado en aquel entonces, Juan Collado) interpuso el 10 de marzo de 2004 su última carta para lograr su libertad, un amparo directo, exactamente una emana después de que se diera a conocer públicamente el video de René Bejarano. Raúl fue liberado y exonerado el 14 de junio de 2005.
Es importante mencionar que entre las muchísimas pláticas que sostuve con Juan, me confió que una de las personas del gobierno federal que tenía un papel preponderante en el apoyo oficial en relación con estos asuntos, entre muchos otros, era el hoy finado José Luis Santiago Vasconcelos, en aquel entonces subprocurador de Investigación Especializada contra la Delincuencia Organizada, quien lo ayudaba con las gestiones propias de la PGR, así como la interlocución con varios magistrados y ministros de la Suprema Corte de la Nación, a fin de lograr el objetivo, de liberar a Raúl Salinas, así como en otros asuntos que litigaba Juan Collado.
Una prueba de estupenda relación que llevaba Juan Collado con el fallecido José Luis Santiago Vasconcelos, fue que en marzo de 2004 Juan comunicó por teléfono a mi esposa Cecilia con él, para que le solicitara la protección de agentes federales para ella y los niños, ante el miedo por todas las amenazas que había recibido cuando yo estaba en Cuba. Después de que Cecilia terminara la comunicación telefónica y firmara una sencilla carta, llegó una docena de agentes federales a la casa para el servicio de custodia de mis tres hijos, de ella y de la casa donde vivían.
Reacción
Respondiendo a Jorge Fernández Menéndez y a Ricardo Pascoe, anticipaba una reacción brutal de Andrés Manuel. Sabía que toda su furia y todo su poder que tenían, tanto él como toda su gente en el GDF, caería sobre mí. Por eso pensé que podría ser decisivo contar con la protección de ese grupo de personas, en quienes confiaba. No tenía la menor duda de que eran las personas más poderosas del país en ese momento. Así que busqué su protección, para poder enfrentar o contrarrestar la reacción de López Obrador. La anticipaba, pero no esperaba estar solo para afrontarla. Les pedí protección y lamentablemente fue lo primero que se les olvidó.
¿A quiénes? Al presidente de la República, Vicente Fox; al secretario de Gobernación, Santiago Creel; al procurador general de la República, Rafael Macedo de la Concha; al presidente del Senado, Diego Fernández de Cevallos; y a Carlos Salinas, el poder tras el poder. Todos ellos, llegado el momento, me abandonaron, me dejaron solo y pagué las consecuencias de haber confiado en ellos.
Los panistas
Contestando a Carlos Ramos Padilla, no hice ningún acuerdo directo con el Partido Acción Nacional, ni con nadie que dijera actuar en nombre del PAN. Pero siendo que Diego Fernández de Cevallos, Santiago Creel y el presidente Vicente Fox no sólo pertenecían a ese partido sino que tenían el mayor peso específico en su cúpula dirigente, en ese sentido me parece que sí hubo un acuerdo con el PAN.
Vicente Fox
La única vez que vi a Vicente Fox fue el lunes 4 de agosto de 2003, en la semana en que renunció Rosario Robles a la presidencia del PRD. Lo vi en el departamento de Rodolfo Elizondo, hoy secretario de Turismo y en aquel entonces coordinador de Comunicación social de la Presidencia.
En esa ocasión acompañé a Rosario, que quería hacer del conocimiento al presidente Fox que se proponía renunciar a la presidencia del PRD, así como pedirle ayuda para resolver el problema económico en el que se encontraba el partido, por los compromisos contraídos por Rosario y la problemática que había generado el rompimiento de ésta con Andrés Manuel.
Le hablé ese mismo lunes en la mañana a Rodolfo. Le dije que me interesaba mucho verlo por un asunto muy importante. Me dijo que estaba en los Los Pinos y me pidió que nos viéramos en el Balmoral del hotel Presidente. Ahí le expliqué que Rosario quería reunirse con el presidente Fox, que le quería informar algo muy importante. Rodolfo me dijo: “Si, yo se lo comento, yo creo que no va haber ningún problema”. Me habló a la hora o a las dos horas cuando mucho y me dijo: “si, nos vemos en mi domicilio”, creo que a las 5 de la tarde.
El departamento en el que estaba viviendo en aquel entonces Rodolfo Elizondo, dicho por el mismo, se lo prestaba o rentaba Porfirio Muñoz Ledo, quien en aquel entonces estaba como embajador ante la Unión Europea en Bruselas.
Llegamos a la cita. Estaban Rodolfo Elizondo y su esposa. A los pocos minutos llegó el presidente Fox. Nos saludamos y estuvimos aproximadamente cinco minutos los cuatro, y como además era la idea y así habíamos quedado, Rodolfo y yo nos retiramos a un café que estaba prácticamente enfrente del departamento, en una esquina, y Rosario y el presidente Fox se quedaron hablando en el departamento. Pasada media hora aproximadamente, regresamos al departamento, estuvimos hablando unos cinco minutos y el presidente Fox se retiró. Rodolfo lo acompañó hasta la puerta del edificio e inmediatamente Rosario y yo nos fuimos.
Tengo entendido que Rosario efectivamente le comentó que renunciaría a la presidencia del PRD y le pidió ayuda con el problema económico. El presidente Fox le dijo que sí, pero Rosario salió de esa reunión bastante desanimada. Me comentó que el presidente estaba como ido, siempre con una pastilla en la boca, como que uno le hablaba pero parecía que no estaba ahí en la reunión. Yo mismo había notado algo parecido, en los pocos minutos que lo vi.
Al día siguiente me comuniqué con Rodolfo, quien me dijo: “No me ha dado ninguna instrucción. Si me la da, yo espero y en una semana está la disposición del dinero que se necesita para el problema del PRD”. Así fueron dos o tres llamadas en los días subsiguientes. No pasó absolutamente nada, no apoyaron y Rosario terminó renunciando el sábado 9 de agosto de 2003.
Martha Sahagún y Manuel Bribiesca
Respecto a una pregunta de Ciro Gómez Leyva sobre el papel de Marta Sahagún, debo decir, en honor a la verdad, que yo nunca oí que hablaran por teléfono con ella, ni que sus hijos estuvieran relacionados en el asunto de la difusión de los videos. Sí conocí a Manuel Bribiesca, por iniciativa suya, a través de Carlos Salomón Cámara. Concertamos una cita en mi oficina en avenida Revolución.
Me dijo que él era un hombre de negocios, que tenía mucho poder, como era sabido, y que no quería hacer absolutamente nada fuera de la ley, pero que se podían hacer negocios en obra pública, concretamente en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Me habló de la construcción de carreteras. Me propuso hacer lo mismo que él ya estaba haciendo con Facopsa, una empresa dedicada a se ramo. También me mencionó algunas cuestiones en Telmex, pero a mí no me latió. Además, yo no estaba en condiciones de tener más trabajo, así que finalmente fue algo que no se dio.
A raíz de esa reunión, me acompañó, sólo una vez, a presenciar un partido del León en el palco del Nou Camp. Meses después, cuando los cubanos me pedían que dijera si se dedicaba al narcotráfico o alguna cosa así, les contestaba que no. En alguna de las grabaciones fabricadas en Cuba debo de haber dicho barbaridad y media sobre él, porque era lo que ellos me pedían que dijera; me inducían y pedían concretamente que dijera que conocía sus actividades ilícitas, pero la verdad es que yo no sé nada sobre eso, ni supe nada relacionado con ningún negocio en concreto al que él se dedicara. Lo único que supe fue lo que me comentó en esa reunión que tuve con él en mi oficina, el día 13 de mayo de 2003.
Para responder estos pasajes acerca de mi trato con los Fox y la gente vinculada a ellos, Carlos Salomón Cámara me pregunta si tuvimos contacto cuando yo ya estaba en la cárcel. Durante mucho tiempo quisimos conseguir una cita con el presidente Fox o con su esposa, sin tener éxito. Finamente la señora Marta recibió a Ceci en Los Pinos. Mi esposa llevaba una serie de temas para tratar con ella, con r elación a mi situación jurídica y carcelaria. Sin embargo, la señora Marta solamente saludó a Ceci y le indicó que la atendería su secretario particular Omar Saavedra. La pasaron a una oficina, en una de cuyas paredes colgaba un cuadro enorme, un paisaje. El amigo que acompañaba a Ceci le dijo que desde ahí estaba viendo la entrevista la primera dama. De vez en cuando sonaba un teléfono rojo y el colaborador le hacía a mi esposa las preguntas que le indicaban por el auricular. Ceci salió de esta cita con las manos vacías.
Más videos
Todos los periodistas que me enviaron preguntas quieren saber si hay más videos, quiénes aparecen en ellos y en manos de quién se encuentran actualmente. También es, desde luego, una de las inquietudes de los lectores de este libro. Puedo decir que sí hay más videos con otros personajes. Adela Micha plantea en este sentido si ese material grabado, que no ha sido revelado a la luz pública, podría sustentar la apertura de nuevos expedientes judiciales. Así es, en efecto. Esos videos darían de sobra para ello.
Respecto de su paradero, algunos los tengo guardados y otros están en manos de Juan Collado, Carlos Salinas y Diego Fernández de Cevallos. Ellos se los robaron a mi esposa Cecilia en una manera por demás burda, vil y artera. Se llegó a manejar en la prensa que los cubanos me habían incautado los videos, pero eso nunca sucedió. Cuando me detuvieron en Cuba, sólo tenía copia de los de Bejarano e Ímaz que se difundieron públicamente.
En los días previos a mi partida a Cuba, dejé en custodia de Lidia Uribe parte de los videos. En abril de 2004 ella se los entregó a Juan Collado mientras yo me encontraba en Cuba. A mi llegada a México, Luis Molina el comentó esto a Cecilia, desgraciadamente ninguno de los tres me lo informó.
Durante los siguiente meses, Ceci les insistió a Juan y Antonio Collado para qu le devolvieran lo que Lidia les había entregado. Ponían de pretexto que ese paquete lo habían mandado a Puebla, bajo el resguardo de un militar de su confianza, y que se tenía que planificar un “operativo” para ir por ellos.
Finalmente, un sábado de julio de 2004, mientras Cecilia se encontraba visitándome en el reclusorio, los Collado junto con Karla Servín, entonces mi secretaria, fueron a Puebla y recogieron el paquete. De regreso, llegaron al a oficina de Juan en la colonia Del Valle. De ahí salió Karla, acompañada de mi cuñada Alejandra, hacia mi oficina de Revolución. A las dos cuadras se les emparejó un vehículo desde el cual unos hombres les hacían señas de que se detuvieran. Ellas decidieron regresar a la oficina de Juan a resguardarse.
Le explicaron a Juan la situación y él salió a “investigar”. A su regreso, les dijo que se trataba de unos judiciales del DF y que se habían llevado el paquete y los documentos del vehículo, pero que no se preocuparan porque Antonio Collado ya se dirigía a una cita con ellos para negociar su devolución.
Durante las siguientes semanas, Cecilia suplicó a Juan que le devolviera el paquete, ya que desde el primer día resultó obvio que todo había sido montado por los Collado, por órdenes superiores, para quedárselo. Él decía que no se preocuparan, que seguían en pie las negociaciones para recuperarlos. Finalmente, ante su insistencia, Juan la amenazó: le dijo que ya no lo importunara, que ella ya sabía con quién se estaba metiendo y que estaba poniendo en riesgo su vida, la de nuestros hijos y la mía. Que no se olvidara que yo estaba en la cárcel y que ahí por tres pesos cualquiera me podía matar.
Ceci cometió el error que yo mismo había cometido. Partió del supuesto de que los Collado, siendo mis abogados, estaban de nuestra parte y defenderían y protegerían mis intereses.
Al tener en su poder algunas copias de los videos, los Collado y sus patrones Carlos Salinas y Diego Fernández, me abandonaron e incumplieron todos los acuerdos que habíamos establecido.
Yo seguí en la ignorancia hasta el 11 de noviembre de ese año, cuando se dieron a conocer públicamente los videos de Gabino Cué y Ramón Sosamontes. Del primero no recordaba habérselo entregado a Salinas o a Diego; mientras que del segundo ni siquiera sabía que existía. Ante estos hechos, Ceci me confesó la verdad y quedé destrozado. Comprendí la traición de Salinas, de Diego y de sus lacayos los Collado. Además, tuve que enfrentar, hasta el día que salí del reclusorio, la angustia y el temor constantes sobre el uso que le pudieran dar a ese material. Esta historia es más de las muchas que tuvo esta tragedia.
En cuanto a los videos que obran en mi poder, los tengo a buen resguardo. Lo único que puedo decir es que no están aquí en Argentina. ¿Qué pienso hacer con ellos? Creo que por el bien de todos, concretamente el de mis tres hijos, el de Ceci y el mío personal, lo mejor es no difundirlos.
Esos videos ya no aportarían nada en especial. Todo lo estoy comentado en este libro, sin omitir nombres. Difundirlos sería nada más alimentar el morbo. Volveríamos al circo de las banalidades, de hablar acerca de cómo estaba vestido el personaje, cómo se guardaba el dinero, si lo metía en un portafolio o en una bolsa del súper. Cuestiones triviales, intrascendentes, que distraen de la información que sí importa: la corrupción, el manejo que se le daba al poder desde el GDF. La otra parte de la historia, la del dinero del PRD, ya esta explicada aquí. Creo que insistir en ello sería aportar más al folclor que otra cosa.
El desafuero
Jorge Fernández Menéndez me pregunta en qué medida todo el efecto de los videos se tornó contraproducente con la decisión del desafuero. Yo creo que lo del desafuero fue una situación desatinada. Me acuerdo que Juan Collado me la comentó en la celda del Reclusorio Norte, unos días antes de que se diera.
Fue un asunto de soberbia por parte del gobierno federal, fue otra idea en la que nuevamente participaron Diego Fernández y Carlos Salinas porque, repito, para Carlos Salinas efectivamente el día 6 de julio de 2006 y la sucesión presidencial eran muy importantes; pero lo más importante para él, por lo menos durante todo ese tiempo que yo lo traté, era la liberación de su hermano Raúl, así me lo expresó repetidamente, y finalmente lo logró (Raúl Salinas de Gortari salió libre de la prisión el 14 de junio del 2005 pese a su autoría intelectual en el asesinato cometido con toda premeditación, alevosía y ventaja en contra de su propio cuñado José Francisco Ruiz Massieu). Creo que lo del desafuero fue una maniobra más, pero que otra vez resultó inmanejable para todo mundo, fue muy complicado y creo que no esperaban que resultara así.
Pese a todas estas revelaciones dadas con lujo de detalles, todavía el 19 de mayo del 2009 el bravucón líder nacional del PAN Germán Martínez en alusión a los señalamientos hechos por el Senador Ricardo Monreal en contra de la Gobernadora de Zacatecas Amalia García espetó con todo el cinismo del que pudo hacer gala: “No le concedo credibilidad a Monreal, es un alumno aventajado de López Obrador y ve un complot donde simplemente hay delito”. Germán Martínez debe saberlo, habiendo sido uno de los miles de beneficiarios de la guerra sucia emprendida por Vicente Fox en alianza maquiavélica con Carlos Salinas de Gortari y Diego Fernández de Cevallos para impedir que la mancuerna derecha-ultraderecha pudiera ser expulsada de Los Pinos con el ingreso de un izquierdista a la Presidencia de México, pese a un sexenio lamentable con un virtual estancamiento de la economía nacional, pese a un sexenio perdido con México gobernado por la “pareja presidencial” Vicente Fox-Marta Sahagún. Aunque la élite ultraconservadora de México no tuvo reparos en estar manipulando el voto de castigo en contra del PRI para poder apoderarse de la silla presidencial en el año 2000, esta misma élite ultraconservadora no tiene intención alguna de ser expulsada de Los Pinos con otro voto de castigo igual, y para ello tiene el apoyo absoluto e incondicional de los poderosos intereses TELEVISA y TV Azteca a los cuales corresponde protegiéndoles dichos intereses.
Sobre todo lo anterior, el destacado analista Lorenzo Meyer comentó lo siguiente:
Sobre todo lo anterior, el destacado analista Lorenzo Meyer comentó lo siguiente:
Algo está (muy) podrido en la Dinamarca mexicana
Agenda ciudadana
Lorenzo Meyer
15 de mayo del 2009
La corrupción en la Dinamarca de Shakespeare es cosa sin importancia frente a la nuestra. Aquí, ni Hamlet sería inocente
Confirmación
Esta columna sostuvo la semana pasada que la recién nacida democracia electoral mexicana había entrado en decadencia sin haber conocido un periodo de apogeo. Y como si la realidad deseara confirmar esa hipótesis, Carlos Ahumada, el tristemente célebre contratista del gobierno capitalino enredado en una red de corrupción, lanzó ese mismo día un libro -Derecho de réplica (Grijalbo, 2009)- donde detalla una trama de escándalo y chantaje en la que él intervino en el 2004 y que sirvió de telón de fondo a la última campaña presidencial.
Como es sabido, a mediados del sexenio pasado, Ahumada grabó varias instancias en que él entregó dinero -fajos de billetes en un caso- a dirigentes del PRD -René Bejarano y Carlos Ímaz- o en que captó a Gustavo Ponce, entonces secretario de Finanzas del Distrito Federal, apostando en un casino en Las Vegas. Ahumada explica ésas y otras entregas de dinero o regalos a personajes con poder político en el gobierno del Distrito Federal como parte del modus operandi de un contratista que deseaba mantener sus ligas y contratos en ciertas delegaciones del Distrito Federal. Sin embargo, al no lograr que el gobierno capitalino presidido por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) respondiera como él deseaba -dándole el contrato para el “segundo piso” del Anillo Periférico-, decidió, con la mediación de un líder panista, Diego Fernández de Cevallos, vender ese material de escándalo al ex presidente Carlos Salinas, archienemigo político de AMLO, aspirante a la candidatura presidencial del PRD.
Una vez en manos de Salinas, el valor de esas grabaciones dio un salto cualitativo. A cambio de una fracción de lo que Ahumada pretendía obtener -apenas el 9 por ciento de los 400 millones de pesos demandados-, Salinas terminó por hacer una negociación que, de ser cierta, bien podría ser digna de los famosos casos de estudio de la Business School de Harvard. Y es que el ex Presidente, según Ahumada, logró que a cambio de hacer públicas tres grabaciones que mostraban la corrupción de personajes cercanos a AMLO, el gobierno de Vicente Fox liberara a su hermano Raúl, acusado de ser el autor intelectual del asesinato de Francisco Ruiz Massieu, le devolviera la fortuna que tenía depositada en el extranjero, y finalmente, que se pusiera en prisión a Gustavo Ponce, personaje que había sido clave en la acusación contra Raúl. Pero eso no fue todo, Salinas, según Ahumada, no sólo no le pagó al grabador de los videos la suma prometida, sino que los 35 millones de pesos que le entregó no salieron del bolsillo del ex Presidente, sino que se trató de fondos que aportaron los gobiernos de Tabasco y del estado de México y la lideresa del SNTE.
Una vez informado Fox de la naturaleza de los videos, y con el conocimiento y beneplácito del Presidente y de otros personajes del círculo foxista, como el secretario de Gobernación, el procurador general y el director del Cisen, Salinas negoció con la principal cadena nacional de televisión -Televisa- la forma en que entregarían y se presentarían las grabaciones para lograr el más alto impacto en la opinión pública y así destruir el capital político de quien ya se perfilaba como el principal candidato opositor y enemigo político de Salinas, Fox, el PAN y el PRI.
De ser cierto el testimonio de Ahumada, la ganancia política y material de Carlos Salinas y su familia fue total. Sin poner un centavo recuperó una fortuna y la libertad del hermano mayor. El escándalo de los videos impactó en los resultados del 2006 y Fox, el PAN y Felipe Calderón ganaron lo que el PRD y AMLO perdieron: la Presidencia. Para el PRI el resultado del proceso desatado por Ahumada tiene claroscuros, pero finalmente ese partido tiene hoy más posibilidades de negociar con quien oficialmente ganó por 0.5 por ciento que con un AMLO que entonces tenía posibilidades de un triunfo holgado.
No deja de tener su moraleja el que, en el universo de nuestra “gran política”, Ahumada, un aprendiz de manipulador, terminó por ser manipulado cuando se asoció con Salinas, Diego Fernández de Cevallos, Elba Esther Gordillo o Juan Molinar, entre otros. Salinas le quedó a deber al contratista 365 millones de pesos. Además, tuvo que pasar mil 131 días en la cárcel, perder todas sus empresas de construcción y periodística y dejar el país.
Lo realmente importante de una obra como Derecho de réplica no son su autor ni los numerosos personajes que aparecen en ella, sino el constatar a través de nombres, cargos y circunstancias, que la verdadera, la perdedora absoluta del escándalo, ha sido la joven democracia mexicana.
Juicios
La biografía, el contexto y el modo de operar de Carlos Ahumada -el propio de un empresario deshonesto como hay muchos- obligan al lector a ser cauto y no aceptar al pie de la letra la veracidad de la obra bajo examen. Sin embargo, la parte medular de Derecho de réplica cuadra con lo que ya se sabía o se sospechaba en torno a la corrupción en el sector público y a las enormes fallas de la supuesta democracia mexicana. En cualquier caso, la obra en cuestión obliga a juicios sobre el estado actual de la vida pública mexicana.
El primer juicio es comprobar que casi al empezar a asumir sus primeras responsabilidades -y privilegios- como partido en el poder, una fracción de la dirigencia del PRD simplemente no estuvo a la altura de su historia y misión. Es decepcionante constatar cómo un empresario de segunda pudo tan fácilmente doblar la "fibra moral" de una parte de los cuadros de una izquierda que se suponía heredera de una ética forjada en la oposición y en el espíritu de sacrificio. Con tan sólo asumir un fragmento de las deudas del partido, poner a disposición de sus líderes aviones particulares, invitarles a sitios exclusivos, apoyar sus campañas o facilitarles dinero para unas vacaciones, un contratista como Ahumada pudo poner a su servicio a un segmento importante de un partido que se presentaba y efectivamente parecía la alternativa radical a la corrupción política endémica. Igualmente significativo es evidenciar cómo parte de la cúpula del PRD -Rosario Robles y su grupo- prefirió colaborar con los enemigos históricos de su partido a cambio de no ver en la Presidencia a un correligionario: a AMLO.
El segundo es constatar la superficialidad del compromiso democrático del PAN, un partido que supuestamente nació en 1939 para, entre otras cosas, poner fin al uso sistemático del poder gubernamental en beneficio de un partido. El uso de los videos de Ahumada como munición en la guerra del PAN contra el PRD y el PRI se entiende e incluso se acepta, pues la guerra sucia ya llegó para quedarse como parte normal del paisaje electoral. Lo que ya no es de ninguna manera aceptable, porque constituye un golpe a la esencia de la democracia y del supuesto Estado de Derecho, es la negociación que Ahumada describe entre Salinas y el gobierno -en la que intervino el Cisen, la Secretaría de Gobernación y la propia Presidencia- para que a cambio de poner a circular los videos en los medios masivos de información, se negociara la libertad de Raúl Salinas y el retorno de todos los fondos que el gobierno mexicano le había congelado por ser de procedencia ilícita.
La intervención y los efectos del papel que, según Ahumada, jugaron en este asunto a favor del PAN, el presidente Fox, el secretario y el subsecretario de Gobernación así como el director del Cisen, ponen a México de regreso a la época anterior al 2000, es decir, cuando el partido en el poder y gobierno eran una y la misma cosa.
Hasta la pacotilla del relato de Ahumada revela el problema central de un régimen donde todo se puede negociar. El contratista corrupto metido a denunciante no deja muy bien parada a una Suprema Corte donde el ansia de poseer los videos puede influir en el nombramiento de sus ministros. Tampoco a la Iglesia Católica, pues el autor tiene a bien informarnos de algún donativo sustantivo para gastos particulares de un obispo y donde apenas el remanente sirve para obras piadosas.
La Dinamarca de Shakespeare era juego de niños
Cuando en una de las grandes tragedias de Shakespeare, el príncipe Hamlet asegura que “algo está podrido en Dinamarca”, esa podredumbre está concentrada en el hipócrita rey Claudius: un gobernante que llegó al trono mediante el asesinato del gobernante legítimo, el padre de Hamlet.
Si Shakespeare hubiera podido conocer e inspirarse en el México de la actualidad, ninguno de sus personajes hubiera salido limpio, ni siquiera “la dulce Ofelia” o el propio Hamlet. Y es que en nuestra Dinamarca lo realmente difícil no es determinar lo que está podrido, sino lo que aún puede considerarse sano.
Carlos Ahumada, aunque abre bastante su boca dando todo tipo de detalles, ciertamente no lo ha dicho todo. Sigue siendo un profundo misterio cómo fué posible videograbar al Secretario de Finanzas del gobierno del Distrito Federal Gustavo Ponce Meléndez:
en el Hotel Bellagio de Las Vegas:
en el Hotel Bellagio de Las Vegas:
apostando fuertes sumas de dinero en el salón de juegos VIP, siendo que es virtualmente imposible poder ingresar al casino de apuestas con una videocámara oculta (el Hotel Bellagio tiene uno de los mejores sistemas de seguridad que pueda tener un casino de juegos en cualquier parte del mundo, y esto lo puede comprobar cualquiera en cualquier momento yendo a hospedarse a dicho hotel); y no sólo eso, sino que inclusive se obtuvo y se dió a conocer públicamente a través de TELEVISA la relación detallada de las llamadas telefónicas privadas hechas por Gustavo Ponce desde dicho hotel siendo que los hoteles de los casinos de juego de Las Vegas no le sueltan a nadie la relación de llamadas telefónicas hechas por cliente alguno, e inclusive la misma policía norteamericana tendría enormes dificultades para poder obtener una información así sin una orden judicial de por medio. ¿Usó Vicente Fox ilegalmente su autoridad como Presidente de México para obtener la cooperación del gobierno norteamericano en permitirle llegar a sus manos esta información privilegiada inventándoles alguna mentira para convencerlos sobre la “necesidad” de llevar a cabo tal acción dizque para llevar a alguien a juicio penal, sin revelarles que en realidad el material se requería para desatar un escándalo político en México sin hacer llegar dicho material primero a los tribunales? ¿Qué fue lo que realmente sucedió aquí? De haber llegado Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de México, es muy posible que habría ordenado una investigación a fondo para saber lo que sucedió aplicándole todo el peso de la ley a los culpables de haber participado en un plan que a fin de cuentas no resultó ser nada menos que un crimen de Estado. Pero como no se permitió que López Obrador llegase al poder, ésto habrá de quedar por siempre en el misterio y en la más absoluta impunidad. Posiblemente los únicos que realmente saben y sabrán toda la realidad detrás de las videograbaciones hechas dentro del Hotel Bellagio así como los medios que fueron utilizados para la obtención de la lista completa de las llamadas telefónicas hechas desde allí por Gustavo Ponce son Vicente Fox y Carlos Salinas de Gortari. Todos los demás actores no fueron más que títeres de ellos, como títeres son los agentes que actúan servilmente en las sociedades secretas de la ultraderecha en México que a través del infiltrado PAN están laborando febrilmente para la consolidación de un gobierno de ultraderecha en México.
Además de una posible necesidad de exculparse de alguna manera tratando de borrar la parte de corresponsabilidad que le toca, ¿qué fue lo que realmente pudo haber llevado a Carlos Ahumada a abrir la boca arrastrando directamente hacia el estiercolero a varios de los más importantes personajes de la política mexicana? La respuesta más obvia la tenemos que encontrar en una mezcla explosiva de amargura, resentimiento y venganza, porque al final de cuentas los individuos importantes a los que él ayudó lo dejaron solo, lo dejaron hundirse en la cárcel y en el descrédito mientras que ellos siguieron gozando dinero y poder. Carlos Ahumada quedó virtualmente destruído, tanto económicamente como empresarialmente, mientras que los que se beneficiaron con lo que él les dió quedaron impunes, intactos. Jamás le pagaron un solo centavo de los 400 millones de pesos que habían prometido pagarle, carcajeándose de haberle tomado el pelo y burlándose a sus costillas por haberle visto la cara de idiota. Todo esto debe doler y debe pesar mucho con el paso del tiempo. Carlos Ahumada se encuentra hoy en un exilio virtual en Argentina, habiendo perdido casi todo lo que tenía en México, mientras que los personajes importantes de la política mexicana con los que se asoció siguen libres gozando de la buena vida. A estas alturas, Carlos Ahumada tal vez se haya dado cuenta de que malbarató lo que tenía en sus manos, porque con lo que tenía en sus manos les estaba entregando la perpetuación del PAN en la Presidencia de México por otros seis años, algo a lo que si se le pudiera poner precio tendría un valor que superaría los cientos o quizá los miles de millones de dólares, algo por lo que Carlos Ahumada a fin de cuentas no sólo no recibió una compensación económica equiparable al valor de lo que les estaba entregando y ni siquiera los 400 millones de dólares que le ofrecieorn sino inclusive lo dejaron solo pudriéndose por un buen tiempo en prisión, desconociéndolo e ignorándolo. Y encima de todo esto siempre estuvo la posibilidad de que las terribles fuerzas ocultas con las cuales se asoció Carlos Ahumada en México lo pudieran mandar matar en algún momento “adecuado” para silenciarlo para siempre, a sabiendas de los secretos que estaba ocultando y que podía revelar en cualquier momento inclusive en una indiscreción, un asesinato que podía haber sido ordenado por aquél ex-Presidente mexicano asociado con poderosos narcotraficantes a través de su hermano Raúl y que cuando era un niño mató a una niña trabajadora doméstica enorgulleciéndose del asesinato. Todo esto necesariamente tuvo que haberse estado acumulando en una caldera de presión que terminó por explotar cuando Carlos Ahumada decidió romper el silencio vengándose de la mejor forma en que podía hacerlo, revelándolo todo, absolutamente todo, quitándoles de paso la principal razón para mandarlo matar en Argentina que hubiera sido impedirle hablar.
En medio de todo este asunto, no hay que perder en ningún momento la perspectiva de que todo lo que se hizo en aquellos días nefastos fue a fin de cuentas para perpetuar al Partido Acción Nacional en el poder por seis años más, no permitiéndole a la izquierda mexicana el arribo a la silla presidencial en la persona de Andrés Manuel López Obrador, y ni siquiera al mismo PRI. Desde esta perspectiva, el corrupto y sangriento Carlos Salinas de Gortari debe ser uno de los mayores traidores que hayan pasado por las filas del Partido Revolucionario Institucional.
En torno al asunto, el analista Humberto Musacchio externa lo siguiente en el número 2918 de la revista Siempre!:
¿Ahí va a quedar el asunto?
Que sí fue compló
Humberto Musacchio
Revista Siempre!
17 de mayo del 2009
En la realidad política, la hipótesis del complot no goza de prestigio. Con los protagonistas actuando en la sombra, ejecutando algo prohibido que además tiene fines aviesos y antisociales, lo esperable es que toda conjura pertenezca al mundo del secreto, de lo innombrable. Pero en México, desde el 2004, todos los mexicanos vimos cómo el presidente Vicente Fox, miembros de su gabinete y panistas connotados, como Diego Fernández de Cevallos, trataron por diversos medios de impedir que Andrés Manuel López Obrador fuera presidente de la República, lo que finalmente lograron con la destacada actuación del IFE y del Trife.
Primero fue la sucia campaña para desaforarlo, acusado de abrir una calle que permitía llegar a un hospital. La ilegalidad del caso, si la había, era más que dudosa y de ninguna manera suficiente como para privar a la ciudadanía capitalina del gobernante elegido por amplia mayoría. Pero la voluntad popular fue lo menos importante para el Poder Ejecutivo Federal, con Vicente Fox a la cabeza, y el Legislativo, que con mayoría de diputados del PRI y el PAN se llenó de oprobio, aunque es de suponerse que no gratuitamente, pues tales canalladas suelen tener un pago generoso.
Antes, como para ablandar a la opinión pública, ocurrió el episodio de los videoescándalos. Un empresario sinvergüenza, un ex presidente rencoroso, el líder panista del Senado “de la República” y la empresa Televisa difundieron con alegría inocultable unos videos en los que el empresario de marras, a la sazón amante de la jefa del Gobierno perredista de la ciudad de México, entregaba dinero a políticos del partido del sol azteca.
En México —y en buena parte del mundo— es una práctica corriente y legal que los políticos reciban dinero de particulares para sus campañas, pero se trata de una práctica que debe ser discreta, pues no por legal es más aceptable para la sociedad. De ahí que los perredistas quedaran muy mal parados y que una feroz campaña en los medios insistiera, como ahora, en que López Obrador no debía ser ajeno a aquellas dádivas.
Había entonces elementos suficientes para suponer que aquella campaña siniestra estaba bien armada y contaba con abundantes fondos. López Obrador dijo que había un compló y sus enemigos hicieron como que no le creían. Hoy, en su libro Derecho de réplica, el empresario sinvergüenza, Carlos Ahumada, ardido porque sus servicios fueron mal pagados, confirma que se cometieron todas las trapacerías que suponíamos y varias más. Todo para impedir que López Obrador fuera presidente. ¿Ahí va a quedar el asunto?
Aquellos que en su momento se mofaron y ridiculizaron a López Obrador en referencia sardónica al famoso “compló” denunciado por López Obrador que a fin de cuentas resultó cierto son los mismos para quienes “oficialmente” la Organización Nacional del Yunque no existe, son los mismos para quienes la Universidad Autónoma de Guadalajara y sus maquiavélicos cuan amorales dueños no tienen absolutamente nada que ver en relación a las intenciones de la extrema derecha mexicana de raigambre neo-Nazi de terminar montando en México un gobierno paralelo secreto a su gusto y conveniencia operando con agendas cada vez más y más afines a los ideales de la ultraderecha (lo cual ya estamos viendo materializádose en estados como Guanajuato, Baja California y Jalisco), son los mismos que hoy niegan que el PAN haya sido infiltrado por una peligrosa y creciente corriente de neo-fascismo y para quienes el PAN es y será por los siglos de los siglos el gran “benefactor” de México como en su tiempo lo habían hecho creer Hitler y Franco a sus conciudadanos. ¿Habremos de seguirles creyendo?
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POST SCRIPTUM:
Tiempo después de que apareciera publicado este trabajo en Internet, han seguido aflorando nuevas confirmaciones sobre la realidad del complot fraguado desde antes de las elecciones presidenciales llevadas a cabo en el 2006 para impedir a como diera lugar que la Presidencia de México pudiera terminar en manos de un político de la izquierda poco afín al ideario de la ultraderecha mexicana y mucho menos afín a grupos terroristas clandestinos de extrema derecha como los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara y sus hijos bastardos como la Organización Nacional del Yunque. Una de esas confirmaciones llegó de Cuba de boca del líder cubano Fidel Castro:
como nos lo confirma la siguiente noticia:
como nos lo confirma la siguiente noticia:
Hubo complot en 2006
Redacción
EL UNIVERSAL
14 de agosto del 2010
El ex mandatario cubano (Fidel Castro) afirmó ayer que desde 2004 se fraguó un complot contra Andrés Manuel López Obrador para evitar que llegara a la presidencia en 2006; la SRE calificó las declaraciones del ex mandatario como carentes de sustento y con la intención de descalificar a las instituciones del país.
El ex mandatario cubano Fidel Castro afirmó ayer que desde 2004 se fraguó un complot contra el entonces jefe de Gobierno del DF, Andrés Manuel López Obrador, para evitar que llegara a la Presidencia en 2006.
En la segunda parte de su reflexión titulada “El gigante de las siete leguas”, publicada el viernes en la prensa cubana, Castro abordó la crisis por los videoescándalos que protagonizó Carlos Ahumada en 2004, y aseguró que el empresario argentino confesó que representaron un complot contra López Obrador rumbo a las elecciones presidenciales.
En esa estrategia, Ahumada involucró al ex presidente Carlos Salinas de Gortari, al panista Diego Fernández de Cevallos y a altos funcionarios del gobierno del entonces mandatario Vicente Fox Quesada, afirmó el líder de la revolución cubana, quien ayer cumplió 84 años.
Por la noche, el gobierno de México respondió a los dichos de Fidel Castro. A través de un comunicado, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) calificó las declaraciones del ex mandatario como carentes de sustento y con la intención de descalificar a las instituciones del país, aunque dejó claro que las posturas de un ciudadano no afectarán la relación con el pueblo cubano.
La Cancillería aludió al régimen de la isla. Dijo que “México hace votos para que pronto el pueblo de Cuba pueda acudir a elecciones libres para elegir a sus representantes y se respeten plenamente los derechos humanos”.
En el documento, la dependencia afirmó que “México valora profundamente sus vínculos con Cuba y reitera su firme voluntad de continuar estrechando sus relaciones de amistad y cooperación con el pueblo y el gobierno cubanos”.
Incluso comentó que en este espíritu de respeto mutuo se congratula con la recuperación de la salud de Fidel Castro, pero que el comandante “pretende descalificar a las instituciones mexicanas y hace eco de afirmaciones sin sustento sobre el país y su desarrollo”.
Para el jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, las declaraciones de Castro Ruz confirman el “complot” que en 2005 denunció López Obrador.
“Es la confirmación de lo que vivimos en 2005 y 2006; cómo se utilizaron los instrumentos de poder para acabar o intentar acabar con un candidato; está confirmadísimo en voz de alguien que tiene toda la información en Cuba”, dijo.
López Obrador afirmó que Fidel Castro “es, sin duda, uno de los más importantes dirigentes del mundo”.
El problema para el gobierno derechista-ultraderechista que actualmente detenta las redes del poder en México es que el gobierno de Cuba tiene en sus manos docenas de horas de videograbaciones de los interrogatorios intensos a los cuales fue sometido Carlos Ahumada por los servicios de inteligencia cubanos cuando Carlos Ahumada fue detenido en dicha isla en un fallido intento de huída, videograbaciones que por cierto el gobierno cubano jamás le quiso soltar ni al gobierno del pro-Yunquista Vicente Fox ni se las ha soltado tampoco al gobierno del malhadado Felipe Calderón, algo que siempre ha puesto a temblar principalmente a los barones del Partido Acción Nacional y al mismo ex-Presidente Vicente Fox al desconocer los intrigantes que están gobernando a México exactamente cuánto reveló Carlos Ahumada a los servicios de inteligencia cubana acerca de las maniobras y maquinaciones llevadas a cabo “en lo obscurito” en contra de Andrés Manuel López Obrador. Los cabecillas del PAN-Gobierno tienen una idea remota de que Carlos Ahumada les reveló mucho, quizá bastante, a los servicioes de inteligencia cubanos, aunque obviamente por boca de Carlos Ahumada no lo van a saber jamás porque éste último sabe muy bien que le puede costar la vida al aplicársele el “castigo del traidor”. Pero de que el Comandante Fidel habla con toda la certeza del mundo al afirmar que efectivamente sí hubo un complot en contra de Andrés Manuel López Obrador, de eso no nos debe quedar absolutamente ninguna duda, máxime cuando sabemos que tiene las pruebas de ello en sus manos. Y ante estas revelaciones impactantes llegadas del exterior, al principal beneficiario del complot, Felipe Calderón, no se le ocurrió mejor idea que lanzarse a principios de octubre del 2010 en una entrevista con W Radio no en contra del Comandante Fidel sino en contra del mismo López Obrador, defendiendo la frase “Es un peligro para México” que acuñó su equipo de campaña en contra de López Obrador, agregando: “Era lo que pensábamos y lo que pensaron 15 millones de mexicanos” y afirmando que López Obrador es una persona con muchos atributos y con muchos defectos y de ellos, el mayor es que “le hizo un daño terrible a México con su campaña de rencor y de odio” durante y después de las elecciones (¿?), a lo cual López Obrador se vió obligado a responder lo siguiente:
Calderón entregado a la mentira: AMLO
Redacción
Agencia APRO
7 de octubre del 2010
El líder opositor Andrés Manuel López Obrador afirmó que las declaraciones del presidente Felipe Calderón, quien el martes defendió la frase “es un peligro para México”, endilgada al perredista durante las campañas electorales de 2006, forman parte de una estrategia de “la banda de los 30” que comandan el titular del Ejecutivo y el expresidente Carlos Salinas.
Entrevistado en Tezoyuca, durante su gira por el Estado de México que abarcó los municipios de Acolman, Teotihuacan y San Martín de las Pirámides, López Obrador calificó al presidente Calderón como una persona “mentirosa” y “deshonesta” que enfrenta un “problema de conciencia”.
Dijo que Calderón, en su afán de alcanzar el poder, “haiga sido como haiga sido”, renunció a los principios, ideales y valores que le inculcaron en su familia y se ha entregado por entero a la mentira.
Dijo que las declaraciones de Calderón dan “pena ajena”, sin embargo, estimó que “la mafia del poder y del dinero” está nerviosa por el crecimiento del “movimiento de transformación” que encabeza el tabasqueño. Por tal motivo, consideró que “vendrán más ataques” .
“La banda de los 30”, aseguró López Obrador, va seguir atacando, pero desestimó los alcances de dicha estrategia porque “ya hay mas conciencia del pueblo de México”.
Agregó que a la “mafia” no le funcionó la calumnia de que López Obrador sigue siendo “un peligro para México”, porque el pueblo ya se dio cuenta de que Calderón y su equipo manipularon, mintieron al pueblo. Sin embargo, “nosotros ganamos, a pesar de la guerra sucia, y lo que sucedió es que nos robaron la Presidencia”, insistió.
En ese sentido, afirmó que Calderón es “un reverendo mentiroso, un gran mentiroso; lo que pasa es que, la verdad, no hay posibilidad de confrontar ideas ni de debatir. En otro país, por esa mentira ya le hubiesen pedido que diera una disculpa a la opinión pública”.
“Cuando un hombre se entrega por entero a la mentira, pierde la imaginación, el talento y la dignidad, y ese es el problema de Calderón”, expresó.
Un ejemplo claro de que dice mentiras, explicó, es que dice que la frase “haiga sido como haiga sigo”, no tiene que ver con el tema electoral y, sin embargo, lo dijo en una entrevista con la periodista Denise Maerker, en el programa Punto de Partida, cuando lo estaban cuestionando sobre la guerra sucia y él responde: “como dicen en mi tierra, haiga sido como haiga sido”.
Con la respuesta que concedió Calderón a la periodista, continuó, solo refleja que él estaba dispuesto a ganar sin escrúpulos morales de ninguna índole, pero todavía se atreve a decir que “el haiga sido como haiga sido no es una frase que utilizó en el marco del proceso electoral”.
Démosle por un momento la razón a Felipe Calderón de que López Obrador es todo “un peligro para México”. Pero el problema de los 30 mil cadáveres que ha dejado la guerra de legitimación de Felipe Calderón:
no son ni la culpa ni la responsabilidad de López Obrador porque él no es quien está gobernando a México. La responsabilidad por la colombianización de México corresponde única y exclusivamente a Felipe Calderón y a la camarilla que está co-gobernando a México junto con él. Tampoco es culpable López Obrador del resquebrajamiento del orden y el estado de derecho en todo el país así como la plena libertad e impunidad con la que están operando las bandas de la delincuencia organizada desde que Felipe Calderón instauró en México su “paraíso” de “Vivir Mejor”. Y mucho menos es culpable López Obrador que desde la misma Presidencia de México no se haya hecho absolutamente nada para desarticular el terrible complot que ha estado urdiendo la ultraderecha nacional desde la ciudad de Guadalajara para la instauración en México de un gobierno paralelo secreto ni de que no se haya hecho nada para detener y exponer a los cabecillas de tan terrible plan que han estado infiltrando a todos los estratos de la sociedad mexicana. Y menos cuando fueron esos seres maquiavélicos quienes laborando desde las tinieblas le ayudaron a Felipe Calderón a llegar a donde está ahora, en Los Pinos. ¿Quién, entonces, ha demostrado con creces y en los hechos ser el verdadero peligro para México? ¿El acusado, o el acusador?